Autobronceadores: manual de uso para aplicarlos correctamente
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¿Cómo funciona el autobronceador?
Los autobronceadores incluyen en su fórmula dihidroxiacetona (DHA), un derivado de la caña de azúcar que, según nos explica el farmacéutico Felipe Martín, titular de la farmacia Galileo 61, «cuando es aplicado de manera tópica sobre la piel, reacciona con los aminoácidos (fracciones de proteínas) presentes en ella, formando compuestos llamados melanoidinas. Su estructura química es muy similar a la de la melanina, el colorante natural de nuestra piel, por lo que son capaces de dar ese tono bronceado. Es un compuesto muy seguro, que no es absorbido por la circulación sanguínea y por lo tanto no puede ocasionar ningún efecto secundario a nivel sistémico».
De izquierda a derecha: Ultimate Glow Kit edición limitada ST.Tropez x Ashley Graham (45 €, en Isolée), y Autobronceador Hydra+ Bronceado Progresivo, de Topicrem (18,95 €).
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El autobronceador no tiñe la piel como un maquillaje, sino que actúa por una reacción química, y por eso no se va en la ducha ni en la piscina o en el mar. Las nuevas fórmulas tampoco manchan la ropa. El bronceado empieza a ser visible a partir de los 2-3 días. Si se sigue aplicando, el tono de la piel se irá intensificando. Si se deja de aplicar, se irá de forma gradual, sin dejar ronchas o marcas. El farmacéutico Felipe Martín explica que «el bronceado irá desapareciendo con el paso de los días, generalmente de 4 a 7 días, que es el tiempo que las células de la capa más externa de la piel tardan en desprenderse como parte del proceso natural de renovación de la piel». También se puede eliminar antes si se exfolia la piel.
De izquierda a derecha: Loción autobronceadora ST. Moriz (9,99 euros), Autobronceador cuerpo y rostro Bronzing Body & Face Balm Orange & Cinnamon de Mokosh Cosmetics (22,90 €) y Bruma autobronceadora Photoderm Autobronzant de Bioderma (19,95 €).
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Estas son sus ventajas
La principal ventaja del autobronceador es que permite lucir la piel morena sin exponerse al sol. Los daños de los rayos UV no son solo estéticos (manchas, arrugas…), sino, también de salud, ya que aumentan el riesgo de padecer cáncer de piel.
Otras de sus ventajas es que sus efectos son muy rápidos, en general en 2-3 días la piel empieza a cambiar de tono. Así que se presenta como
una alternativa perfecta para lucir una piel bronceada
sin tener que pisar la playa o la piscina. Es una buena opción para estar moreno después del largo invierno, y superar con nota el momento de quitarse las medias.
Las nuevas fórmulas proporcionan un bronceado gradual, de forma que cada persona puede adaptarlo a sus propios gustos y a su tono de piel. Los autobronceadores son productos seguros y se pueden utilizar durante el embarazo.
Aplicarlo correctamente, la clave para conseguir una buena experiencia con el autobronceador
El primer paso antes de utilizar un autobronceador es, según los expertos de Bioderma, «exfoliar la piel. Es importantísimo para lograr un acabado homogéneo, ya que unificamos la superficie de la piel para que el autobronceador se absorba por igual y ayudamos a evitar las temidas manchas».
El farmacéutico Felipe Martín aconseja también «hidratar la piel, ya que, si quedan zonas secas, estas absorberán una mayor cantidad de producto y se verán ronchas más oscuras».
De izquierda a derecha: Autobronceador facial Face Brown Skin de Collistar (34,50 €) y Addition Concentré Éclat Rostro de Clarins (28,50 €), un concentrado autobronceador que se mezcla con la crema habitual.
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Con la piel limpia y seca se debe aplicar el autobronceador siguiendo las instrucciones de cada fabricante, y sin dejar ninguna zona (cara inversa de los brazos, parte posterior de las piernas, espalda…) para conseguir así un bronceado homogéneo. «Para evitar manchas en zonas rugosas y de flexión, por ejemplo, los codos o las rodillas donde el autobronceador tiende acumularse, podemos utilizar un disco desmaquillante o un tisú seco para retirar el exceso de producto», explican desde Bioderma.
Lo más recomendable es utilizar un guante aplicador para evitar que las palmas de las manos se tiñan. Aunque Felipe Martín comparte un truco «untar la mano con vaselina, para que no se absorba el producto y no se coloree».
Las nuevas fórmulas no manchan la ropa, pero conviene leer las instrucciones antes para saber si hay que esperar algunos minutos antes de vestirse.
De izquierda a derecha: Autobronceador Corporal Inmediato formato emulsión de Gisèle Denis (28,20 €), Sérum autobronceador del rostro Aqua-Gelée Autobronzante de Biotherm (22,40 €) y Gel facial autobronceador progresivo de Sephora Collection (13,99 €).
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Algo importante que se no se debe pasar por alto es que el autobronceador no lleva filtro solar, es decir, no protege de las radiaciones ultravioletas. «Además de no contener filtros UV, tampoco ofrecen la protección que nos ofrece nuestra melanina cuando nos bronceamos de forma natural. Aunque sean químicamente similares, las melanoidinas no son capaces de llevar a cabo esa función protectora de la melanina». Es decir, encima del autobronceador, hay que utilizar un protector solar siempre que se vaya a estar expuesto.