El escenario de inestabilidad gestado a raíz de la crisis económica derivada de la Covid-19 y la incertidumbre acerca de cómo será la sociedad post-pandémica suponen la gran incógnita a descubrir por parte del sector inversor. En un escenario tan volátil, los modelos tradicionales de inversión no resultan una apuesta segura y nuevos métodos de especulación empiezan a ser contemplados. El arte como mercado emergente se abre paso por su menor volatilidad en situaciones de crisis. La rentabilidad de estos activos no sólo se asienta en la estabilidad de la inversión, sino también en el deleite estético del adquirente.