No sin mi tele
Si al Gobierno de una democracia avanzada se le ocurriese hoy montar un periódico del Estado se vería absurdo, propio de regímenes dictatoriales. La iniciativa privada ya cubre perfectamente la oferta de prensa con medios de todo el espectro ideológico. Pero curiosamente se sigue considerando normal que el Estado posea televisiones. Cuando nació la televisión, en Europa solo la Administración parecía capaz de asumir la nueva aventura, dadas sus exigencias técnicas e implicaciones. Una vez alcanzada la capacidad privada, el argumento para justificar las cadenas públicas pasó a ser que preservaban una cultura y una lengua. Con esa coartada nacieron las cadenas autonómicas. Hoy tenemos ya once, una por parroquia. Todas han derivado en lo mismo: son botafumeiros del gobierno... Ver Más