A finales del siglo XIX y comienzos del XX las mujeres escritoras españolas inician un lento proceso de profesionalización, llegando incluso a poder vivir de su oficio, como es el caso de Emilia Pardo Bazán (1857-1921). La verdad es que no fue un camino de rosas, baste un botón como muestra: los defensores de la escritora gallega decían que su prosa era tan pulcra y elegante que parecía la de «un hombre».
Doña Emilia fue una mujer de una curiosidad infinita, primero fue su padre la que la alentaba a leer, posteriormente, tras casarse y mudarse a la capital, sería el conde el encargado de satisfacer sus lecturas. Estudió, de forma autodidacta, disciplinas tan variadas como filosofía, historia, geografía, derecho, botánica,...
Ver Más