Una epopeya danesa
Hace un par de semanas, la desesperanzada selección danesa era un claro reflejo del ánimo reinante en su país. Y aún tenían un papelón por delante: les restaban dos partidos del grupo B. Sin embargo, desde el hospital llegaban buenas noticias. Christian respondía bien a las pruebas y estaba animado; incluso había pedido a sus compañeros que lucharan hasta el final. Con su estrella estabilizada y un ejército de hinchas aguardando sus dos encuentros restantes en Copenhague, los de Kasper Hjulmand tenían un motivo para intentar la machada.
Llegó Bélgica a la capital danesa y ya otro aire dominaba la ciudad. Se respiraba fútbol y en el ambiente flotaba una sensación de extramotivación. Poulsen marcó el primer gol danés de la Eurocopa y el Parken estalló en júbilo. El equipo apretaba arriba, arrinconaba y maniataba a una de las mejores selecciones del planeta. Incluso Kjaer era capaz de sujetar a Lukaku. Pero entró De Bruyne y con un gol y una asistencia cambió el guión del partido. Dinamarca sumaba cero puntos en dos encuentros, pero el ecosistema ya era diferente. Además, un triunfo ante Rusia les metía de lleno en los octavos.
Al conjunto de Cherchésov le valía un empate tras su gran victoria ante Finlandia, pero el pasado lunes se topó con un vendaval nórdico. Un asedio constante sobre la portería rusa acabó con un 4-1 final, una victoria que valía una histórica clasificación a octavos de final. “La motivación, el espíritu de equipo y la amistad entre los jugadores fue increíble. Jugamos tres partidos a un nivel muy alto y si alguien se lo merece son nuestros jugadores. No me puedo imaginar cómo se las han arreglado para recuperarse de todo lo que pasaron, así que un gran reconocimiento para los chicos y muchas gracias por el apoyo que recibimos de toda Dinamarca”, declaró Hjulmand tras el encuentro.
La selección danesa, que ante Bélgica y Finlandia ya había confirmado ser un equipo seguro y equilibrado, contra Rusia demostró tener argumentos de cara al gol; son cinco tantos en tres partidos para los nórdicos (el nueve del Leipzig, Yurari Poulsen, suma dos de ellos).
Pese a que su fuerte se encuentre en la zaga, en cada línea danesa hay futbolistas de primer nivel: Hace ya bastantes años que Schmeichel es uno de los mejores guardametas de la Premier; en la defensa central, Christiansen es titular en el campeón de la Champions League y Kjaer es un eslabón capital en el Milán; Wass y Maehle aportan calidad y recorrido desde las alas; Hojberg y Delaney, criterio y brega en la medular; y arriba cuentan con Poulsen, Braithwaite y Mikkel Damsgaard, un tímido chico de 20 años con calidad a raudales que está siendo una de las sensaciones del torneo.
Esta tarde, Dinamarca abandona el Parken y el calor de su público por primera vez en la Eurocopa. El Johan Cruyff Arena de Ámsterdam acogerá el Gales - Dinamarca (18:00 horas, Cuatro), un encuentro entre dos selecciones heridas (Gales por el caso Giggs) que, contra pronóstico, pelearán por un lugar en los cuartos de final.