Luis Barragán: La otra carga de electricidad
“A la sociedad, enferma, electrizada y
acostumbrada a la mentira, le costaba
asimilar la verdad; no se sabía qué hacer con ella”
Vitali Shentalinski (*)
Naturalmente, todavía el país está estremecido por los consabidos eventos de la Cota 905 al oeste de la ciudad capital. Todo un monumento notariado de la depredación que el régimen intenta ocultar, como si fuese tan fácil cubrir con la alfombra semejante bulto.
El desgraciado espectáculo, replicado en todo el territorio nacional de mil formas, añadido el estado Apure, adquiere las dimensiones de un hecho imposible de censurar. Esto lo harán con las interpretaciones consiguientes, intentando ocultar propiamente la naturaleza del régimen, por cierto, congénita y no adquirida.
La Venezuela de la Cota 880 del Caracas Hilton pasó, por escasos metros, a la que ahora le sirve de amplia terraza a un costado del valle citadino. Una misma mentalidad tranza el itinerario y, quebrada la industria petrolera, el rentismo de las zonas económicas especiales asoma la enorme burbuja de sus falsas promesas.
Ocurrió en la Medellín de Pablo Escobar, haciendo de la anormalidad el patrón de una convivencia llena de sobresaltos. El delito forzado como fuerza social, cuando el comandante Coqui, con el despliegue de una cadena de gariteros, decidió que un grupo de vecinos de la barriada se exhibiera caceroleando para protestar a su favor, como meses muy atrás los habitantes de la urbanización que custodian, tomaron la avenida principal para reclamarlo como facilitador en la solución de los problemas que aún los aquejan.
El tránsito es de la guerra de posiciones a la de movimientos, haciéndose no convencional en el país de las obscuridades, pues, a falta del flujo eléctrico, la mentira es el motor que explica y jura alumbar una situación harto prolongada. Mal que bien, “Doña Bárbara” de Gallegos, “País portátil” de González León y hasta “Por estas calles” de Martínez-Granier, retrataron al país en los variados siglos que cupieron en el XX, esperando ahora por el buen y denso tintero de bytes que diga del XXI.
(*) “Esclavos de la libertad. Los archivos literarios de la KGB”, Círculo de Lectores, Barcelona, 2006: 436.