María José Blanco, jefa de la vigilancia científica del volcán de La Palma: "La vuelta a las casas llevará un tiempo"
María José Blanco, directora general del Instituto Geográfico Nacional en Canarias, apenas se mueve de la sede improvisada en Tajuya hace tres meses. Se trata de un local cedido por el Ayuntamiento de El Paso donde antes se realizaban celebraciones, pero ahora tiene las vistas perfectas al volcán. Desde ahí, un grupo de científicos y científicas lo vigilan diariamente, una actividad que no decaerá ni siquiera cuando se confirme oficialmente que el proceso eruptivo ha finalizado. Hay dos cosas a las que la portavoz del Comité Científico no se acostumbra; el haber pasado de ser anónima a una persona conocida y el hecho de que la erupción sea urbana ya que tiene unas consecuencias muy dolorosas socialmente. Blanco ya tenía experiencia en el volcán Tagoro, que emergió de las aguas de El Hierro en 2011, pero la afección psicológica es muy diferente. "Ahora tiene que haber una respuesta de las administraciones que permita mejorar la calidad de vida de quienes han perdido todo por un fenómeno que en Canarias se va a seguir repitiendo y entonces hay que legislar de manera que permita restablecer a los ciudadanos", asegura.
En cuanto al ansiado regreso a las zonas de exclusión, en especial aquellas que no fueron afectadas directamente por la lava, insiste en que no va a ser inmediato. Blanco señala que hay que tomar medidas de manera continuada para certificar realmente que algunas de las viviendas pueden ser retomadas otra vez por sus dueños. Además, otras casas que aparentemente no están dañadas pero están muy cerca de las coladas, no se conoce si su estructura se ha visto afectada por la cantidad de sismicidad o por las altas temperaturas. "Todo esto necesita un trabajo de recuperación que desde luego no es inmediato" remarca. Así mismo, apunta que "aunque la calidad del aire fuera de las zonas de exclusión retome calidades normales, en la zona de exclusión seguirá habiendo emisiones de gases y hay que tener mucho cuidado"
¿Cómo viven desde el IGN el que parece el fin de la erupción? ¿Ha cambiado la dinámica de trabajo esta semana?
Si tomamos como ejemplo el volcán Tagoro, que la erupción para nosotros terminó más o menos el 15 de febrero (aunque oficialmente se dio por terminada el 15 de marzo), nosotros nos mantuvimos en el mismo nivel de atención hasta julio. Ahora, seguimos los mismos y, de hecho, durante las navidades no hay diferencia entre el 24, 25, 26 o 27… vamos a seguir aquí. Va a ser exactamente igual; lo único es que nosotros tenemos reuniones diarias para hacer valoraciones con los técnicos y con especialistas de cada una de las técnicas sobre los datos que nos han vertido las redes de vigilancia de las últimas 24 horas y a lo mejor esa parte de reuniones la podemos relajar si las cosas siguen como ahora mismo, pero el nivel de atención de La Palma seguirán siendo el mismo.
Se han dado diez días para confirmar el fin de la erupción y la tendencia sigue siendo la misma desde el martes. No obstante, en ocasiones la población se alerta porque sigue apreciando alguna humareda en el volcán…
Sí, es que el material dentro sigue teniendo una alta temperatura y tiene en su interior entre otras cosas contenido de agua. Entonces, lo evapora por la alta temperatura que tiene y, de hecho, en las imágenes que nos han mostrado hoy los drones con cámaras técnicas se ven las fisuras y las grietas que tiene el cono principal, el secundario y todos los que hay dentro con una anomalía técnica importante. La máxima temperatura que se ha medido está en torno a 196 grados y luego en algunos de los jameos se veía todavía incandescencia. Hay que dejar pasar estos días que hemos dicho.
Todavía hay que seguir insistiendo a la población en que se extremen las precauciones según los datos de calidad del aire, hacer hincapié en la necesidad de llevar mascarilla y protegerse. No obstante, ¿se descarta que pueda volver a producirse algún confinamiento en momentos puntuales?
Si las cosas continúan como están ahora mismo y las labores de limpieza se llevan a cabo (porque hay muchísima ceniza que está depositada en las casas y en las carreteras y que se mueve), si las emisiones de CO2, que por ejemplo hoy han dado una calidad del aire buena en toda la isla, sería esperable que cada vez la calidad del aire vuelva a retomar los valores que tenía antes del 19 de septiembre. Pero incluso aunque la calidad del aire fuera de las zonas de exclusión retome calidades normales, en la zona de exclusión seguirá habiendo emisiones de gases y hay que tener mucho cuidado en las zonas en las que, por ejemplo hay casas cerradas, en los sótanos, las bodegas, garajes… La vuelta de los ciudadanos a sus casas en las zonas de exclusión no va a ser inmediata, va a llevar un cierto tiempo. Hay que tomar medidas de manera continuada para certificar realmente que algunas de las viviendas pueden ser retomadas otra vez por sus dueños. Además, otras casas que aparentemente no están dañadas y están muy cerca de las coladas, no se conoce si su estructura se ha visto afectada por la cantidad de sismicidad que ha habido o por las altas temperaturas; todo esto necesita un trabajo de recuperación que desde luego no es inmediato.
¿Qué supuso haber podido llegar a disponer ya de imágenes del cráter del volcán con esos drones?
Las imágenes de esta mañana nos han impresionado mucho, porque no lo habíamos visto nunca y te das cuenta del caos que hay dentro del cono; hay un montón de cráteres diferentes que las pocas veces que podíamos ver imágenes desde un ladito con los drones que nos mostraban el IGME, el GES y la UME o la Policía Nacional no te hacías a la idea de la cantidad de cráteres que están dentro. Y la fase final, si es que es verdaderamente la fase final, desde el día 13 que hubo un aumento del tremor muy grande acompañado de sonidos y detonaciones con una inyección de cenizas a alta altura; lo que produjo es que varios de los cráteres pequeños que estaban formados arriba se unieran en un cráter mayor y cambió totalmente la morfología por dentro del cono.
Es un volcán que va cambiando de semana a semana…
Sí. Yo suelo hacer turnos con Carmen López que siempre estamos una de las dos aquí y cuando volvía es que era otro volcán. Hay una imagen de Google Earth que puedes ver cómo era el Valle antes y claro es que además es grande, es un edificio grande que ahora domina totalmente el valle de aridane y las coladas pues han cambiado la fisionomía del Valle; en algunos sitios las máximas potencias que tienen las coladas de lava que se han medido alcanzan los 45 metros, es que es un edificio de más de diez plantas.
La población aún no se fía del volcán y prefiere no creer hasta que pase un tiempo que la erupción haya finalizado.
Yo creo que hacen bien. Es mejor no hacerse ninguna ilusión porque el ir hacia atrás emocionalmente es muy duro y es mejor decir bueno hay que esperar diez días llevamos mucho tiempo esperando es mejor esperar un poco más antes de decir nada más. Incluso hay que tener en cuenta que el volcán en lo único que hemos vigilado que fue el volcán Tagoro pues eso que tuvo muchas reactivaciones después y no sería raro que una erupción que ha estado tanto tiempo activa y ha emitido tanto magma, que ha emitido tantos gases y que ha tenido tanta sismicidad pues que lleve un reajuste en el sistema que no es inmediato; ese reajuste lleva tiempo, es como cuando a un enfermo le operan hasta que se recupera totalmente pues no es inmediata y a medida que la intervención es más grande, la recuperación es más dura. Pues eso igual.
¿Cómo ha afectado estos tres meses de vigilancia continua a los científicos y científicas? En el IGN tenían ya la experiencia de Tagoro (el volcán submarino de El Hierro), pero en esta ocasión es un volcán en superficie que ha arrasado miles de hectáreas… ¿supone mayor agotamiento?
Sí, por la afección a las personas. Que la erupción sea urbana tiene unas consecuencias muy dolorosas socialmente. Ahora, tienes que pensar también que dónde podrías poner una erupción de este tamaño en Canarias que no afectara a ciudadanos, es que es imposible. Ahora lo que tiene que haber es una respuesta de las administraciones que permita mejorar la calidad de vida de quienes han perdido todo por un fenómeno que en Canarias se va a seguir repitiendo y entonces hay que legislar de manera que permita restablecer a los ciudadanos. Por supuesto su casa no la van a recuperar nunca ni su barrio, esto no va a existir en su vida, pero sí restablecerles una calidad de vida similar a la que tenían antes.