Llegó Papá Noel para todos y todas
Papa Noel es el otro. Se llame Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri o Alberto Fernández. La imagen que hizo famosa la multinacional de ese señor del bien que viene del frío a traer alegría se materializó este veinticuatro de diciembre en las mesas de dos ex presidentes y un presidente en ejercicio.
Hubo regalos para todos.
Desde Calafate a Olivos pasando por La Angostura.
En el sur del país rodeada por sus nietos, su cuñada y sus hijos, la vicepresidenta Cristina Kirchner festeja en El Calafate. A pesar del resultado de las últimas elecciones, de internas que no le interesan disimular y hasta del fastidio con su compañero de fórmula o el fracaso a la hora de sacar el presupuesto al que muchos le adjudican al desmanejo verbal de su primogénito en la sesión. Festeja porque en un año se sacudió tres causas que pesaban sobre sus espaldas tanto como los miles de kilos de papeles en expedientes que acumulaban Dólar Futuro, Memorándum con Irán y Hotesur. Por el momento dos imágenes que la perseguían y obsesionaban se evaporaron en la antesala de juicios orales que no ocurrieron. No se la vio sentada acusada de ser cómplice de los autores del atentado a la AMIA, ni tampoco de la mano de sus hijos Máximo y Florencia subiendo las escalinatas de Comodoro Py para explicar la relación entre su patrimonio, el retorno de la obra pública y empresas fantasma. En Calafate, señores, se descorcha con fuerza.
A Mauricio Macri también le llego la Justicia disfrazada de Santa Claus. Ni la noticia del informe del FMI que le adjudica irresponsabilidad en el manejo de la deuda contraída en su gestión pudo borrarle eso que se le parece a una sonrisa. La ex presidenta CFK arrancó un hilo de seis tuits apenas se enteró de la decisión de la Cámara Federal porteña que consideró que ni Mauricio Macri ni el resto de sus funcionarios habrían conformado una asociación ilícita para realizar maniobras de espionaje ilegal. "¡Llegó Papa Noel!", escribió en la red del pajarito ante la noticia, olvidando por un momento que algo a ella también le había dejado. El ex presidente celebró la decisión judicial desde La Angostura, hizo declaraciones, posteó en redes la foto de Alberto Fernández celebrando en Olivos para cuestionar el manejo "insensato" de la pandemia y hablo de la justicia, pero no de esa que le permitió llegar a fin de año respirando aliviado sino de esa otra que "se deja atropellar y presionar por el kirchnerismo para garantizar la impunidad". Visto de afuera, en estas fiestas más que justo Papa Noel fue ecuánime con los ex mandatarios.
Alberto Fernández tampoco quedo afuera del festejo. Si nos organizamos celebramos todos dice el refrán, o algo así. En realidad, hace rato viene festejando su relanzamiento post fracaso de las legislativas en una montaña rusa emocional al que lo pueden seguir unos pocos de su más intima confianza, sus levantadores de ánimo, sus cheerleaders y algunos miembros de la CGT, un par de gobernadores e intendentes leales. Aunque esta vez desde la justicia sanisidrense tiene una razón más para celebrar basada más en los hechos que en las percepciones que le puede devolver una plaza.
Mientras Fabiola coloca escarpines en el arbolito, cobra fuerza la noticia que el fiscal de la causa de la foto de la debacle estaría dispuesto a conciliar. ¿Qué significa esto? Que después de que viéramos un delito plasmado en una fotografía, como fue violar un decreto que el mismo había firmado, quien lleva adelante la investigación entiende que podría extinguirse la acción penal con la oferta de reparación que ya hizo el presidente. Reparación económica. Un par de sueldos. Fabiola un respirador. Algún distraído podría preguntarse si Papa Noel no se quedó corto con AF, teniendo en cuenta lo que dejó en el arbolito de CFK y Macri. Tres causas que no llegan a juicio, una asociación ilícita que no fue ¿y al Presidente una simple conciliación? Si, se dejó trascender que sería más exigente la reparación que la ofrecida. ¿Pero no es poco? Los que saben leer la letra chica entienden que no. La falta de una condena disipa cualquier temor sobre la imposibilidad de volver a ocupar cargos públicos. La fantasía de un nuevo mandato sigue vigente, sin impedimentos para ser relecto. Aunque el costo político de esa foto no pueda pagarse ni en criptomonedas. El 2021 se despide con justicia con champagne para todos y todas.