A España le tocó vivir un inicio de Mundial amargo. Si algo había claro es que las primeras medallas en juego iban a decidir buena parte de la suerte de la delegación española en Eugene, pues en un lapso de cuatro horas se decidían las pruebas masculina y femenina de 20 kilómetros marcha , dos donde la selección contaba con opciones más claras de subir al podio. Al final no fue ni en una ni en otra. El circuito instalado en el Bulevar Martin Luther King se hizo demasiado largo. De hecho, no había mayor esperanza entre los atletas españoles que en el desempeño de María Pérez , vigente campeona de Europa y cuarta clasificada en los pasados Juegos de Tokio. La granadina, animal competitivo, llegaba con hambre al Mundial, pero falló donde casi nunca lo hace, y además de forma estrepitosa. No se había cumplido ni la mitad de la carrera cuando, con las manos en la cabeza, un tanto incrédula y escoltada por dos jueces, María Pérez aguardaba en el pit lane su reincorporación a la carrera. Para entonces, el sueño del podio se había esfumado. La granadina debía cumplir una sanción de dos minutos después de recibir tres avisos por pérdida de contacto con el suelo, y su sueño se convertía en pesadilla. Al igual que el resto de marchadores, llevaba en Colorado desde finales de junio, una concentración a 1.600 metros de altitud que debía afinar su forma. Se sentía bien, con ganas, pero no contaba con un fiasco semejante. La española recibió su primer aviso ya en el kilómetro dos. Una mala señal. Para entonces, ya se habían escapado por delante la peruana Kimberly García León y la china Shije Qieyang, un ataque que parecía prematuro. Noticias Relacionadas estandar No Mundial 2022 Reunión de estrellas en Eugene Javier Asprón estandar No Mundial de atletismo La ucraniana Mahuchikh: «No quiero ver en la pista a asesinos» M. Z. | AFP Hacía calor soportable en Eugene. Nada que ver con el pasado Mundial en Doha. Tampoco con la humedad que debieron soportar los atletas en Sapporo, sede de la marcha en los Juegos de Tokio. Pero aún así la sensación térmica, en las horas centrales del día, provocó que las atletas abusaran del agua y de las toallas húmedas. Pérez recibió el segundo aviso en el kilómetro seis, cuando también habían saltado de su grupo la polaca Katarzyna Zdzieblo y otra de las cuatro chinas, Zhenxia Ma. Las distancias se iban agrandando, pero daba la sensación de que las favoritas, entre ellas la española, aún tenían controlada la situación. No era así. Pérez, agazapada bajo unas gafas de sol, gorra blanca calada hasta las orejas, aguantaba en un tercer grupo junto a la actual campeona, Hong Liu, y a la australiana Jemima Montag, que llegaba con la mejor marca de la temporada. Se suponía que a ellas les correspondería llevar la voz cantante en el segundo tramo de la carrera, pero la atleta granadina ni siquiera llegó a ese momento. Antes, kilómetro 8, recibió ese tercer aviso que condenaba por completo sus opciones. Llevaba 33 minutos de carrera. La española era obligada a detenerse en un aparte del recorrido y esperar dos minutos antes de poder reincorporarse a la prueba. Para cuando lo hizo estaba cerca del puesto treinta, a más de tres minutos de la cabeza. Intentó una remontada heroica que volvió a ser cercenada por los jueces con un cuarto aviso ya definitivo. Pérez acababa siendo descalificada en el kilómetro trece, justo al mismo tiempo que la peruana Kimberly García León lanzaba un nuevo y definitivo ataque en la cabeza hasta lograr un oro histórico para su país. «Me encontraba muy tranquila. Creo que es el primer Mundial en el que no notaba los nervios. Iba reservando, pero con las amonestaciones la medalla se ha ido al traste», reconocía María Pérez. «En ningún momento he pensado en abandonar, pero hoy no era el día. No he marchado bien para los jueces y hay que acatar la decisión». Álvaro Martín, en el centro, durante la prueba masculina AFP Perdida la opción de María, los focos giraron hacia la prueba masculina, donde también aspiraba a quitarse la espina de su cuarto puesto en Tokio el extremeño Álvaro Martín . Tampoco pudo ser. El español aguantó en el grupo delantero hasta el kilómetro 15, pero acabó consumido ante los cambios de ritmo del japonés Toshikazu Yamanishi, que revalidó el título obtenido en Doha hace tres años. Yamanishi quiso romper la carrera desde el primer minuto, aunque no fue hasta el último cuarto de carrera cuando asestó el golpe definitivo. Japón acabó logrando un doblete gracias a Koki Ikeda. El bronce se lo llevó el sueco Perseus Karlstrom, que volverá a ser el gran rival de los españoles en el Europeo. Y sorprendió ver en la cuarta posición a un keniata, Samuel Gathimba. La marcha es una de las últimas especialidades que se le resiste a los africanos, pero ya asoman también ahí. Martín acabó séptimo, un minuto por detrás del vencedor. Alberto Amezcua, que fue el primero de los españoles en ceder, remontó hasta la novena posición. España, que celebró su último oro mundialista en esta misma prueba (Miguel Ángel López, Pekín 2015), mira ahora a ese mismo atleta y a la prueba de los 35 kilómetros. Aún hay marcha española en Eugene. «Creemos que alguno podíamos haber estado más adelante. Es un resultado mejorable», explicaba Martín a su llegada a la meta. «Ha habido mucho calor en la parte final. Ha podido cambiar mucho la cosa, porque los dos japoneses han acabado con dos tarjetas, al filo de la navaja. Pero si han cruzado la meta es que han marchado bien. Hemos estado en la pomada pero nos ha faltado ese último empujón al final».
