El pasado 10, falleció a los 84 años, tras larga enfermedad, en su Son Servera natal, el abogado, galerista y museógrafo Miquel Servera Blanes. Formado en Barcelona, en 1976 fundó, con el arquitecto Antoni Esteva, la galería Sa Pleta Freda, ubicada en una casona blanca de su pueblo, donde el arte nuevo lucía muy bien, y que funcionaba sólo en verano. La nómina de lo que ahí se vio fue de primera. Encabezada por Joan Miró, mallorquín consorte, y por el ceramista Josep Llorens Artigas, colaborador del anterior, y uno de las primeros amigos de Servera en la capital catalana (siguió siéndolo siempre de su hija Mariette), en ella coexistieron Ràfols Casamada y Maria Girona, Hernández Pijuan, Guinovart, Xavier Valls (que en sus hermosas memorias, 'La meva capsa de Pandora', habla mucho del galerista, de los cuadros nacidos en los veranos mallorquines en una casa propiedad de aquél, de una madre, Margarida Blanes, a la que evoca como un personaje de Lorenzo Villalonga, y de su capacidad para renovar viejas mansiones, como su palacio de Massana, en el centro de la isla), Saura, Chillida , Mompó, Rueda, Manuel Valdés… También catalanes más jóvenes, como Llimós, Zush (hoy Evrugo), Perejaume, Frederic Amat o Riera i Aragó. Y mallorquines como Miquel Barceló en su prehistoria, Ramón Canet o Guillem Nadal. Y nuevas voces figurativas: el sevillano y malogrado Félix de Cárdenas, Juan Correa, Leticia Feduchi, Ramiro Fernández Saus con sus encantadoras evocaciones de mundos idos, Juan Carlos Lázaro y su universo silente, Sebastián Nicolau… Siempre le oí hablar a Valls, de Miquel Servera, y de Sa Pleta Freda. Más recientemente, he vuelto a saber del espíritu reinante allá, por Luisa y Germi Pascual, vecinos suyos de todos los veranos, y que estos últimos meses me han tenido al corriente del empeoramiento de la salud de su amigo. Y aunque la parte arquitectónica de la aventura era responsabilidad de Esteva, lo cierto es que cuantos se refieren a la atmósfera de Sa Pleta Freda (mencionaré también a José Carlos Llop , siempre mi principal referencia respecto de todo lo mallorquín), hablan del buen gusto inherente a la figura de quien fuera el artífice de su programación. Persona muy vinculada a los March. Como museógrafo, primer director, entre 1985 y 1991, de la Fundació Pilar i Joan Miró de Palma, ubicada junto al que fuera estudio del pintor en Son Abrines, obra de Sert. A Servera se debe, en ese sentido, tanto la ordenación del legado mironiano, como la elección de otro habitué de Sa Pleta Freda, Rafael Moneo, como arquitecto del edificio de la Fundación. Sus familiares lo han despedido con aquellos versos inmortales de Joan Alcover: «Faune mutilat, / brollador eixut, / jardí desolat / de ma joventut...».