Mejores carreteras para un mayor desarrollo
Don Eduardo Lizano nos advierte que el país carece de un rumbo. Hace tiempo que venimos apagando incendios, pero haciendo pocos cambios estructurales.
Hablando de rumbos, el Fondo Monetario Internacional publicó, recientemente, un estudio sobre la calidad de las carreteras en 160 países alrededor del mundo. Los autores encuentran que existe una alta correlación entre la calidad de las carreteras y el nivel de desarrollo de los países.
Si bien se puede decir que entre más rico sea un país, más dinero podrá invertir en carreteras, pero también es cierto que tener mejores carreteras, que logren conectar —en menor tiempo y a menor costo—, a las ciudades dentro de un país, mayores son las posibilidades de lograr un mayor desarrollo. Y esto es especialmente cierto para los habitantes de las zonas rurales y alejadas de los centros económicos.
La posibilidad de llevar sus productos a otras ciudades a un bajo costo aumentará el nivel de bienestar de los productores de zonas rurales. Ellos se beneficiarán, además, de tener acceso a más bienes y servicios, y a un costo más bajo.
Encima, entre menor sea el tiempo de traslado de los trabajadores hacia su lugar de empleo, mayor es la posibilidad de que las empresas consigan el personal idóneo para las labores. Por ende, aumenta la productividad y disminuyen los incentivos de las personas a migrar hacia las grandes urbes.
La mala noticia es que el estudio del Fondo encuentra que la calidad de las carreteras de Costa Rica está entre las peores a nivel mundial. En el puesto 141, entre 160 países. La velocidad promedio de viaje entre San José y Liberia, Limón o San Carlos es de 55 kilómetros por hora. Eso significa que el tiempo de traslado es el doble de lo que tardan viajes similares en el país más veloz, Estados Unidos.
No es de extrañar, con la ruta 32 constantemente interrumpida por derrumbes, la ruta 27 saturada y la carretera a San Carlos con el cuento de nunca acabar. De lo poco que se ha hecho es el tramo Cañas-Liberia y ahora que se trabaja en la sección Barranca-Cañas, para luego quedar con un embudo entre Caldera y Barranca.
Esta situación explica mucho el rezago en desarrollo y los altos niveles de desempleo en las zonas rurales. Mejorar la calidad de las carreteras, para acercar a las zonas alejadas al centro, debe ser parte importantísima del rumbo de largo plazo que don Eduardo nos advierte que el país requiere.
El autor es economista.