En 2024, al cumplir los 95 años, Mickey Mouse será de todos , y a la vez no será de nadie. Tras casi un siglo de existencia, y gracias a las leyes de propiedad intelectual vigentes en Estados Unidos, el simpático ratón, o al menos su primera encarnación en la prehistoria del cine sonoro, pasarán al dominio público. La primera semblanza del monigote, algo grotesca, con sus orejas redondas y sus pantalones y zapatos, ya no serán propiedad de Disney. Cualquiera podrá usarla si la compañía de entretenimiento no lo remedia antes alegando en los tribunales que ese dibujo específico es símbolo imborrable suyo. En EE.UU. por lo general los derechos de creaciones originales duran 70 años tras que fallezca el autor. En el caso de obras creadas de forma anónima o por un empleado como parte de su trabajo, son más: 95 años. En este caso, queda en el dominio público exclusivamente el Mickey Mouse de 1928, el primero de todos. Aquel año, Walt Disney lanzó el corto «Steamboat Willie», debut mundial del ratón Mickey y su novia Minnie. Fue el primer filme animado con sonido sincronizado, en blanco y negro como todos los de la época. En unos siete minutos, muestra las andanzas de Mickey en un barco en el que hace todo tipo de trastadas, mientras silba y ríe, sin decir ni una palabra ni haber desarrollado aquella voz de pito con la que maduraría el personaje. Cierto es que Mickey ha cambiado mucho a lo largo de las décadas, y el resto de reencarnaciones del ratón están todas protegidas por la ley de derechos intelectuales. De aquí a 2024, Disney aún puede alegar que ese dibujo en concreto es parte integral de su marca comercial registrada, algo que lo haría suyo para siempre. Winnie the Pooh, liberado en 2022, ha sido utilizado para una película en la que hace de asesino en serie sediento de sangre Pero eso lo debería decidir un juez. De momento, esa versión rudimentaria del ratón, con una cola larga, una nariz puntiaguda y unas flaquísimas extremidades, quedará en principio a disponibilidad de quien la quiera. No es, de hecho, la primera vez que sucede algo así, y un caso reciente ya ha dejado hasta una historia de terror. Este mismo año, 2022, quedó en el dominio público la versión del oso Winnie the Pooh de A. A. Milne. No es la versión de Disney, que es de 1966 y presentaba al animal como un tonel rechoncho con una camisa roja y sin pantalones, sino otra más antigua. Unos productores británicos ya han grabado y montado una película de horror en que Winnie y su amigo el cerdo Piglet son unos asesinos en serie sedientos de sangre. El oso no se parece en nada a los primeros bocetos de su autor, algo que es clave para poder utilizarlo en este tipo de reencarnaciones irreverentes. Es precisamente lo que ahora podría suceder con el ratón Mickey. Lo que sí que queda prohibido, como marca registrada, es el uso del ratón para cualquier producto o contenido que se pueda asociar con Disney. Y esto es lo que puede facilitarle a la empresa cualquier acción en los tribunales, porque ese pequeño animal ha sido su emblema durante siglos, cara visible de sus parques temáticos y rasgo omnipresente e inevitable en su formidable y multimillonario imperio de marketing.