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Июль
2022

Los problemas que provocaron el 11J no han dejado de agravarse: Es inevitable que se repita

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CIUDAD DE MÉXICO, México.- Ana León, articulista de CubaNet, no puede salir de Cuba desde mayo de 2018. Pesa sobre ella una regulación migratoria por “razones de interés público”, término que utilizan los agentes del Estado para restringir la movilidad de periodistas y defensores de los derechos humanos de modo arbitrario.

En los últimos cuatro años, Anay Remón, que es el nombre real de Ana León, y su familia han sufrido hostigamientos intermitentes por la policía política cubana. A ella la amenazan por escribir artículos de opinión en un medio independiente. A su mamá la aterrorizan con que su hija irá a prisión. Pero Anay ha decidido denunciar cada acto represivo en su contra y seguir escribiendo.

Justo eso hizo el 11 de julio de 2021 (11J), cuando más de sesenta localidades salieron a las calles a protestar. Ella estuvo ahí, en Centro Habana. Un año después cuenta cómo lo vivió .

¿Cómo recuerdas el 11J?

Amaneció como otro domingo cualquiera, muy aburrido. Recuerdo que estaba navegando en las redes sociales para matar el tedio. Llevaba rato en eso cuando entró la transmisión de la protesta en San Antonio de los Baños. Era un poquito pasado el mediodía. Me quedé asombrada de ver tanta gente gritando “Libertad” y “No tenemos miedo”. Era el pueblo entero protestando. Entonces empezaron a entrar también las imágenes de las manifestaciones en Palma Soriano, después de Cárdenas y Camagüey.

Justo entonces sentí el corre corre en mi edificio. Cogí el teléfono y salí. La gente estaba apretujada en los balcones de toda la cuadra, y por la calle Belascoaín una multitud corría con una bandera cubana y varios carteles gritando: “Libertad, “Abajo la dictadura” y “Díaz-Canel singao”. Yo bajé. Estaba muy impresionada de ver a tanta gente expresando su rechazo al gobierno. Desde los balcones las personas mayores, y gente que no podía caminar por algún impedimento físico, también pedían “Libertad” y denunciaban la falta de alimentos y medicinas.

En la esquina de Zanja y Belascoaín se paró el tráfico. Los choferes y pasajeros acompañaban a los manifestantes con bocinazos. La gente sacaba la cabeza por la ventanilla para filmar, silbar y aplaudir. No presencié ningún acto de vandalismo. Al contrario, todo era pura alegría, a pesar de que el 2021 fue un año terrible en todos los sentidos. Era mucha gente, gente de los barrios de Centro Habana, gente pobre y muy jodida. Creo que fue el momento más emocionante de toda mi vida.

¿Recuerdas alguna escena en particular?

En Belascoaín, al costado de la funeraria Bernardo García, se produjo un encontronazo entre policías y un grupo de manifestantes. A la policía le lanzaron desde pomos plásticos hasta jabas de basura. Les gritaron horrores. Hubo un momento en que dos uniformados agarraron a una mujer y la metieron en la patrulla con tremenda violencia, pero la gente abrió la otra puerta y la sacó. No permitieron que se la llevaran. Fue un acto muy valeroso y solidario. Me conmovió en extremo. También recuerdo casi en la esquina de Belascoaín y Salud, a un hombre todavía joven, sin camisa, agitado y con medio rostro lleno de sangre por una partidura en la ceja, que gritaba “Patria y vida”. 

Cuando, ya en la tarde, compareció el gobernante Miguel Díaz-Canel y comenzaron las contraprotestas, ¿qué recuerdas? 

Cuando lo escuché (a Díaz-Canel) dar la orden de combate por televisión y decir “a la calle los revolucionarios”, quedé petrificada. Volví a bajar a la calle. La manifestación se había alejado hacia Reina y Carlos III. Por Belascoaín subía la contraprotesta, el acto de repudio más desmoralizado que te puedas imaginar. Venían con banderas, una conguita chea y sus consignas. Nadie los acompañó. Llevaban un aura de sepelio tremenda. 

¿Qué crees que cambió ese día?

Cuba cambió de manera radical. Persiste el miedo, lógicamente; pero también la certeza de que el pueblo es capaz de virar esto al revés. Los problemas que provocaron el estallido del 11J no han dejado de agravarse. Es inevitable que se repita.

¿Cómo crees que el 11J impactó al periodismo independiente cubano? 

Ese día tomó por sorpresa a todo el mundo, pero los periodistas salieron a hacer su trabajo. Gracias a ellos y al periodismo ciudadano, las explicaciones del régimen sobre un supuesto golpe blando pagado por la CIA y liderado por la oposición, se desmoronó.

Fueron tantas decenas de miles en la calle, tantos testimonios, tantas imágenes tomadas en vivo, que ningún cubano honesto pone en duda las verdaderas causas de aquella explosión social. La documentación de los abusos en las prisiones, la cantidad de adolescentes encarcelados, las violaciones a los derechos ciudadanos fundamentales, todo eso se conoció gracias a la prensa independiente, a Justicia 11J, a Proyecto Inventario, entre otros. El régimen no pudo ocultar la represión desatada en esos días. Creo que el respeto hacia la prensa independiente cubana aumentó considerablemente después del 11J, y en igual proporción decayó la credibilidad de la prensa oficialista.

¿Qué retos crees que enfrenta ahora el periodismo independiente?

El reto fundamental es sobrevivir dentro de Cuba y permanecer alertas en medio de la vigilancia a que estamos todos sometidos en mayor o menor grado. Sabemos que el próximo estallido está cerca. Ya Pinar del Río y Centro Habana avisaron en la madrugada de este 15 de julio. La dictadura cortó el Internet durante casi una hora. Es muy grande el miedo que tienen.

Este último año tengo la percepción, por tus textos y denuncias, que has sufrido más hostilidad a manos de la Seguridad del Estado. ¿Crees que este aumento de la represión hacia periodistas independientes está vinculado al estallido del 11J?

Después del 11J, la policía política ha alcanzado un nivel superior de miedo y paranoia. Después de casi dos años sin citarme, me llegaron dos citaciones en un mes. Fue en la víspera del primero de mayo y hasta donde sé citaron a todo el mundo. Desde los periodistas, activistas y opositores más mediáticos, hasta los menos visibles.

La situación de Cuba no va a mejorar, así que el acoso continuará. La prensa independiente es un problema para ellos, no en balde han aprobado nuevas leyes con el objetivo de limitar su alcance. Saben que no ha sido suficiente con bloquear los sitios alternativos porque la gente descarga una VPN y se entera de todo. La guerra en el ciberespacio la tienen perdida, definitivamente.

¿Cómo valoras la situación actual de la prensa independiente, teniendo en cuenta el contexto hostil en el que hacen su trabajo?

Ahora mismo la prensa independiente lo está haciendo muy bien, a pesar de la represión. Ha habido un repliegue porque las amenazas de cárcel o destierro son reales; pero no hemos dejado de informar, de tomarle el pulso a la opinión pública, de incentivar el debate sobre los acuciantes problemas que atraviesa el país. Incluso desde fuera muchos periodistas cubanos (como tú, por ejemplo), escriben sobre el acontecer nacional como si estuvieran aquí. Toda la información que se genera es compartida a través de las redes y llega a muchísima gente que puede corroborarla a partir de su propia realidad. Por eso cada día tenemos más lectores.

El nuevo Código Penal criminaliza aún más el acceso a fondos del exterior. Y siempre persisten las presiones a las que se somete a muchos reporteros para que abandonen el país o la profesión. Ante un panorama así, ¿cuál crees que será el futuro de la prensa independiente en Cuba?

Solo puedo decirte que mientras haya periodistas dispuestos a luchar porque Cuba cambie y a denunciar a la dictadura, habrá prensa independiente para rato. Es cierto que hemos sufrido pérdidas sensibles, que muchos se han ido porque el hostigamiento sobre ellos y sus familias ha sido insoportable, porque les han dado a elegir entre el destierro y la cárcel. Son decisiones de vida que hay que entender; pero otros vendrán y los que se van no se desentienden de la causa. Desde fuera siguen pendientes, recabando información, investigando, denunciando, sin la coacción a que estamos sometidos los que trabajamos desde dentro. Cada día el régimen criminaliza más todo lo relacionado con la libertad de expresión, asociación y prensa; pero sabemos que quedarse callados es inmoral.

¿Sientes que la comunidad internacional presta el suficiente apoyo a la sociedad civil?

Nuestras mejores armas ahora mismo son la perseverancia, la prudencia y el apego total a la verdad. Ya se ha demostrado que si no nos protegemos nadie lo hará. Las leyes cubanas no nos protegen, Naciones Unidas no nos protege, la comunidad internacional no nos protege. De nada sirve brindar asilo político si se continúa legitimando y apoyando económicamente a la misma dictadura que destierra a ciudadanos por no estar de acuerdo con el sistema. Eso no es apoyo internacional, es hacerle el trabajo más fácil al régimen. Los cubanos solo nos tenemos a nosotros mismos, dentro y fuera; pero solo a nosotros.   

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