Tras varios días de temblores en la región islandesa de Reykjanes, cerca de la capital del país, Reykjavike, este miércoles ha entrado en erupción el volcán de Fagradalsfjall y ha comenzado a expulsar magma por primera vez desde septiembre de 2021, cuando se registró un río de lava en la zona. Según las autoridades del país, que están monitorizando la actividad del volcán, éste también está emitiendo gases, por lo que diversos expertos han alertado a la población ante la posibilidad de una gran erupción, ya sea de cara a los próximos meses o a los próximos años. Se trata de uno de los volcanes más activos de Islandia que ha entrado en erupción en repetidas ocasiones. Y es que esta isla alberga alrededor de 130 volcanes activos e inactivos, y bajo ella, repartidos por todo el país excepto en los Fiordos del Oeste, existen unos 30 sistemas volcánicos activos. Noticia Relacionada estandar No Un volcán entra en erupción a 40 kilómetros de la capital de Islandia ABC Pese a que no hay una columna de cenizas, «es posible que se detecte contaminación debido a las emisiones de gases» Algunas de las erupciones que han tenido lugar en los últimos años han afectado al tráfico aéreo en otras partes de Europa, más allá de Islandia, aunque sin duda la que más se recuerda es la del Eyjafjalla, que en 2010 provocó un absoluto caos a nivel internacional y obligó a cerrar el tráfico aéreo durante una semana dejando en tierra a más de 10 millones de pasajeros de todo el mundo. La actividad sísmica comenzó a finales de 2009, pero tras 200 años dormido , en marzo de 2010 comenzó la erupción en una de las grietas dejando una docena de fuentes de lava que obligaron a desalojar a muchos habitantes y continuó durante varios días. Sin embargo, tras un breve descanso, una segunda erupción que comenzó el 10 de abril de forma explosiva en el centro del glaciar comenzó a provocar el caos, primero en Islandia y posteriormente en el resto de Europa. El deshielo provocado por la erupción hizo desbordarse los ríos de la zona, cortó las carreteras y obligó a evacuar a casi un millar de personas. El volcán islandés Eyjafjalla provocó el deshielo del glaciar y, con ello, el desbordamiento de ríos. REUTERS La ceniza volcánica se elevó rápidamente a la atmósfera varios kilómetros, con partículas de vidrio dentro de la columna de ceniza, por lo que su presencia en las capas altas de la atmósfera suponía un grave peligro para los aviones. Solo cinco días después, el 15 de abril, varios países se vieron obligados a cerrar su espacio aéreo: Reino Unido, Noruega, Dinamarca y Bélgica fueron los primeros, pero les siguió horas más tarde Países Bajos, Suecia, Finlandia, Alemania, Francia... Media Europa cerrada al aire en lo que llegó a calificarse por los británicos como el mayor colapso del tráfico aéreo de la historia por la magnitud del caos y la espectacularidad de la erupción del volcán que lo provocó, entre diez y veinte veces más intensa que la del mes de marzo. MÁS INFORMACIÓN noticia No Las coladas de lava de La Palma podrían tardar más de 10 años en enfriarse noticia No La montaña más joven de España que ha creado Cumbre Vieja, al detalle noticia No Los volcanes dormidos de Campo de Calatrava, en la revista National Geographic Más allá de la visibilidad, las pequeñas partículas de roca, cristal basáltico y arena contenida en las cenizas podían introducirse en los motores de los aviones y provocar su sobrecalentamiento, una pérdida de potencia y hasta su parada o explosión. Una experiencia parecida vivió un avión de la aerolínea holandesa KLM el 15 de diciembre de 1989, cuando el vuelo 867 que volaba de Ámsterdam a Anchorage, en Alaska, sobrevoló la columna del Monte Redoubt, que estaba en erupción. Los cuatro motores quedaron bloqueados por la nube de ceniza y, aunque la tripulación pudo volver a encender los motores tras pasar la zona y realizar un aterrizaje seguro en Anchorange, la aeronave quedó gravemente dañada. El balance por la erupción del Eyjafjalla fue de más de 100.000 vuelos cancelados en todo el mundo y cerca de 10 millones de pasajeros afectados en un episodio que no se ha vuelto a repetir hasta la fecha pero que vuelve a la mente de muchos cada vez que hay una nueva erupción en la isla.