En la corrida concurso que cerraba el mes torista, tuvo que venir un ejemplar de La Palmosilla para dictar el capítulo más bravo. Qué codicia de Brasero, que calentó la decepcionante tarde. De modo estrepitoso derribó al picador. Dramática la escena: menos mal que el animal no hizo por él. Lo lució Rubén Pinar, poniéndolo a distancia: una lujosa ovación se llevó Puchano, ganador del premio al mejor picador. Prometía mucho este Brasero. Un toro de lío. Por h o por b, el de Albacete no le cogió el aire por la derecha. Demasiado ligerito todo, sin hallar el ritmo ni el sitio pese al esfuerzo. Por los dos lados embestía. Porque ¡cómo fue por el zurdo! Una oreja en cada pitón, pero intacto se arrastró en medio de una ovación, mientras al matador recibía división de opiniones. Las dobladas habían puesto el sabor en el cierre. Junto a la estocada, lo más destacado de su actuación. Unos buenos naturales logró en el guapo segundo. El de Bohórquez empujó en el peto y sus fuerzas se quedaron ya en el primer encuentro. Tenía calidad, pero se defendía por su mermado poder este Reducido. A media altura buscó el temple Pinar, centrado en el mejor pitón zurdo. Faena muy profesional, rematada de una gran estocada. Saludó tras una leve petición. Canto a la verónica de Gómez del Pilar. Una, dos, tres, cuatro... Una locura de saludo. ¿Y los broches? Con un trébol de la buena suerte de medias remató el torero, que puso a parte de la afición en pie. Bendita emoción. Y qué bien embistió el de Pallarés, que se dejó su poder en varas, donde sangró una barbaridad. Se desmonteraron Otero y Cebadera antes del brindis al público, volcado con Noé tras su faena isidril. Dormido embestía Pantera, que nada tenía de su nombre. Y al ralentí lo toreó el madrileño. Qué pena que no acompañaran las fuerzas al cárdeno, que acabó desplomado entre las rayas. De una estocada lo pasaportó, con ovaciones al dúo de este tercer capítulo. No tuvo opciones con el ensabanado de Sobral, deslucido y sin celo, al que pinchó ahora. Las Ventas Monumental de Madrid. Domingo, 25 de septiembre de 2022. Casi siete mil espectadores. Corrida concurso de ganaderías, con toros, por este orden, de Juan Luis Fraile Fermín Bohórquez, Pallarés, Escolar, La Palmosilla y Sobral, de juego desigual; destacó el gran 5º. Javier Castaño, de avellana y oro. Pinchazo hondo en los bajos y estocada delantera (silencio). En el cuarto, estocada y varios descabellos (pitos). Rubén Pinar, de celeste y oro. Gran estocada (leve petición y saludos). En el quinto, estocada (división). Gómez del Pilar, de grana y oro. Buena estocada (saludos). Pinchó al sexto (silencio). Fuera de concurso quedó el de Juan Luis Fraile, que fue solo dos veces al caballo. Infinitas veces tuvieron que pasar los banderilleros. Gañanito, siempre con la cara alta; los arpones, romos. Una odisea. Ni un pase tuvo en la muleta de Javier Castaño, que pechó con un peligrosísimo lote. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Fernando Robleño, honor y gloria al magisterio de un torero noticia Si La paradoja del desafío ganadero: el sobrero de Pereda vence a los titulares Una ovación de gala se llevó el de Escolar, con dos leños para pasar el invierno. Malamente picaron a este cuarto, que acudió tres veces al caballo. Y mal de nuevo la cuadrilla. Claro que Minerito era imposible. Y así lo vio el salmantino, que literalmente no quiso ni verlo -menuda prenda era- y lo cazó con habilidad de una estocada. Duro de patas, necesitó del uso del verduguillo. A la última mató.