Daddy Yankee y el poder de unir generaciones: ‘Nací bailando reguetón’
La sangre une… y el perreo también. Que lo diga una familia guanacasteca que sin importar diferencias de edades viajó a San José para disfrutar unida de La última vuelta, el tour con el que Daddy Yankee dice adiós a los escenarios.
La música del reguetonero boricua ha impactado la vida de padres, tías, hijos y sobrinas. No hay edad que defina qué música le puede gustar a alguien y cuál no y por eso Daddy Yankeeo logra convocar a gente que lo sigue desde hace 20 años o bien que se hizo fan en tiempos recientes. La familia de los Alvarado es prueba de esto.
En el grupo de parientes destaca una que a simple vista es la líder: Vanessa Alvarado, de 42 años, y quien sigue a El Cangri desde que él empezó a hacerse notar, a inicios de los 2000. Esta enérgica mujer llegó pletórica de energía a las afueras del Estadio Nacional, donde se realizará el concierto, pese a haber salido a las 7 a. m., junto a su familia, desde Guanacaste. No durmió mucho no solo por tener que madrugar, sino porque se estuvo preparando para llegar como una reina del flow al concierto.
Desde la noche de la víspera pagó para que le hicieran unas trenzas en todo el pelo, entre las que intercalaron cabello con hilo plateado y unas prencitas de moda. Su look urbano y con brillos gritaba “amo el reguetón”. Su camisa con el icono del carnero que Daddy Yankee ha popularizado en sus contenidos, hacía juego con todo.
“Quería venir linda. Por eso me puse pestañas, mi blin blin (en referencia a sus joyas plateadas) y estas piedritas en la cara. Vine así porque tenía que despedirlo como se merece. Cuando salieron a la venta las entradas dije que teníamos que venir a como diera lugar, aunque tuvieras que vender lo que fuera”, comentó entre risas. Para su suerte, no fue necesario llegar a ese extremo del desprendimiento.
A ella la acompañó su esposo Juan Carlos Morales , de 47 años, y quien también andaba uniformado. Recuerda que parte de los aspectos que le unieron con su esposa era apoyarla en sus gustos, los cuales él, un fan de las rancheras, aprendió a saborear.
“Era importante que se uniera a mis loqueras”, interviene Vanessa. Él recuerda que hace varios años la cargó en hombros durante todo un concierto para que tuviera la mejor vista.
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Reguetón como forma de vida
Vielka Hernández, de 18 años, comparte gustos con su tía Vanessa. Ellas dos eran las más animadas de un grupo de casi una decena.
La muchacha, estudiante de diseño publicitario, recuerda que ama el reguetón de toda la vida.
“Yo nací bailando reguetón. Desde que tengo memoria bailaba. El reguetón me ha acompañado para hacer oficio, para estudiar, para todo. Siempre tengo mi parlante con reguetón. Me encanta Daddy Yankee”, comentó la joven, quien con orgullo dice que ya está instruyendo en el mundo musical a su hermano, de ocho años.
Considera que su tía, a quien ve como una figura materna, pudo haber influido. Comparten gustos y disfrutan juntas. Los hijos de Vanessa prefieren otro tipo de género musical. Por ello, con Vielka hace la dupla perfecta.
Las camisas de sus tíos Vanessa y Juan Carlos y de su otros familiares, Carlos Andrés Alvarado y su esposa Somelia Noguera, las diseñó Vielka.
Vanessa tuvo la idea de que el logo fuera plateado (generalmente lo pegan en dorado), esto luego de ver que en un concierto el intérprete de Gasolina y Dura usó ese color. Irónicamente, de todos, Vielka era la única sin camisa alusiva, pues se le olvidó hacer la suya, pero eso es lo de menos: quién dice que se necesita una prenda específica para “perrear” hasta el suelo.
