A Orlando Galo se le escapa su sueño de niño
Orlando Galo era un niño de nueve años y tomó una gran decisión para la edad que tenía: dejar a su familia en Jacó, en Garabito, Puntarenas, para buscar el sueño de llegar a ser un futbolista profesional, jugar un mundial y dejar el país para hacer carrera en el exterior.
Todo aquel al que le apasiona el fútbol desde edad temprana, sueña con eso. Pocos los cumplen, la mayoría se queda en el camino.
El volante florense es todo un ejemplo de sacrificio. Como todo, tiene admiradores y detractores, sobre todo cuando tomó la decisión de dejar a Alajuelense para ir al Herediano, en aquel momento en que los manudos no tomaban con importancia el retener a sus jugadores prometedores.
Les pasó con Galo, Jose Guillermo Ortiz y Juan Pablo Vargas. “Seguiditos”, cayeron en las manos del ‘coco’ Jafet Soto.
Fuera de lo que puedan pensar los aficionados, el momento que pasa Galo es doloroso. Porque todo apunta a que fue un acto inocente. Algunos apuntan a dun tratamiento contra el acné, otros a la aplicación de una crema para curar un tatuaje.
Por ahora, el jugador y su defensa no pueden profundizar públicamente en el tema porque buscarán terminar el proceso de defensa.
El jacobeño fue una pieza regular en la pasada eliminatoria mundialista, casi era un hecho su presencia en Qatar y, según la dirigencia florense, era una de las cartas próximas a ponerle el sello de exportación. Tras la noticia de que marcó positivo en un control antidoping, todo se derrumbó para un luchador que estuvo a punto de vivir lo que soñó.
La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), anunció su suspensión de forma provisional mientras se desarrolla el proceso, donde un panorama favorable es que su sanción sea por quizás uno o dos años, ya que ante este organismo no se puede alegar desconocimiento alguno.
El caso del volante del Herediano debe servir de ejemplo para todos los deportistas de alto rendimiento, indiferentemente de la disciplina.
Su relación con el médico del equipo debe ser estrecha, cualquier medicamento que tome, se aplique o inyecte deberá ser de conocimiento de este profesional. Incluso si le aplica alguna crema o ungüento a otra persona, e inclusive a una mascota.
Para Galo esto sin duda es doloroso, pero estoy seguro que, en caso de exista una sanción tras el proceso, lo verá como una pausa y volverá con todas sus fuerzas.
A este jugador lo conozco desde niño, me llamó poderosamente la atención su enfoque de llegar largo en este deporte para también ayudar a su familia. Siempre lo pensó así, y es un luchador.
Este año no ha sido fácil para él. Hace pocos meses falleció lo que para él era un hermano, un muchacho de su misma edad, hijo de la familia que “adoptó” a Galo mientras estuvo en las ligas menores de Alajuelense. Hecho que sucedió a pocas horas de jugarse la pasada supercopa ante el Cartaginés.
Por el momento, se le escapa un sueño de niño, pero sé que se levantará para vivirlo.
