La aparición de los primeros antibióticos supuso una verdadera revolución, fue un cambio de paradigma en la Historia de la Medicina. Sin embargo, su uso indiscriminado, la autoprescripción y la duración incorrecta de los tratamientos han provocado la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos, las cuales suponen una seria amenaza para la salud pública. Para paliar esta situación, los investigadores han puesto su foco de atención en los metales, ya que algunos, como el hierro, el oro o la plata, pueden ser letales para la mayoría de los microbios. Matando bacterias con oro En esta línea de trabajo, investigadores del departamento de ingeniería química de la Universidad Rovira i Virgili han conseguido eliminar bacterias multirresistentes con nanopartículas de oro sintetizadas en el laboratorio. Se trata de nanopartículas de forma casi esférica y de unos 100 nanómetros –ocho veces más pequeñas que el diámetro de un cabello- que consiguen deformar la pared celular bacteriana. Hasta aquí las buenas noticias, sin embargo la cara B de esta ingeniosa solución radica en que no siempre las nanopartículas son capaces de distinguir entre las bacterias y las células propias del organismo, pudiendo generar toxicidad en el ser humano. Es precisamente esta preocupación, la integridad de las células huésped, la que ha provocado que algunos científicos se encuentren trabajando en estos momentos en añadir un ligando a la envoltura de la nanopartícula. La piedra filosofal microscópica Nicolas Flamel (1330-1418) fue un rabino y burgués parisino que persiguió, al igual que otros alquimistas medievales, encontrar la fórmula capaz de convertir cualquier metal en oro. Evidentemente, se murió sin conseguirlo, pero un grupo de científicos de la Universidad de Adelaida, en Australia, han estado bastante próximos. Hace algún tiempo encontraron una bacteria, llamada Cupriavidus metallidurans , capaz de prosperar en ambientes ricos en metales pesados y metabolizar los compuestos tóxicos, transformándolos en pepitas de oro microscópicas. A pesar de que esta bacteria podría tener un lugar clave en la creación de oro a partir de la desintegración de minerales de oro primarios originados geológicamente todavía nos queda un largo camino por recorrer en el maravilloso universo de la alquimia microbiana. Bateadores de oro Durante siglos la forma más habitual de encontrar minerales preciosos fue el bateo, esto es, separar la grava y la arena para obtener los materiales más pesados. Los bateadores lo hacían con la ayuda de un recipiente plano, en forma de plato hondo. En esta línea, la de los bateadores de oro, se podría encuadrar la investigación del grupo de científicos que descubrió la Delftia acidovorans , una bacteria gram negativa capaz de solidificar el oro creando estructuras sólidas complejas similares a las de las pepitas de oro. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Cuando los días duraban 17 horas y la Luna estaba 60.000 kilómetros más cerca noticia Si Observan cómo un agujero negro 'vomita' los restos de una estrella tres años después de devorarla La Delftia acidovorans lleva a cabo este proceso en apenas unos segundos, a temperatura ambiental y en condiciones de acidez neutra. Para ello libera una proteína – delfibactin A - que actúa a modo de escudo frente a los iones venenosos convirtiendo el oro en partículas que se acumulan fuera de las células. De momento la cantidad de partículas que libera es muy pequeña, entre 25 y 50 nanómetros de diámetro, pero quien sabe quizás en un futuro la producción aumente. SOBRE EL AUTOR Pedro gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.