Добавить новость
ru24.net
World News
Октябрь
2022

Josefa Ros: «He visto casos de intento de suicidio en residencias de mayores por aburrimiento»

0
Abc.es 
«¿Aburrimiento? Yo no sé que es eso. Ojalá tuviera tiempo para aburrirme». No es extraño escuchar esta frase, sobre todo en entornos de trabajo o familiares. «No se trata de eso. Para aburrirte no necesitas tener tiempo. Puedes estar totalmente ocupado en el trabajo, con tus tareas domésticas, ocupándote de tu vida... y estar aburrido si esas cosas no son significativas para ti», sentencia Josefa Ros Velasco , galardonada recientemente con Premio Nacional de Investigación para Jóvenes María Moliner, en el área de humanidades, por sus estudios sobre el aburrimiento. Esta doctora en Filosofía lleva años estudiando cómo nos afecta este estado emocional presente en todas las épocas de la historia. «Si es una pandemia , es una que nos lleva acompañando desde el principio de los tiempos», asegura durante su entrevista con ABC. Y, aunque pueda parecerlo, tiene claro que el aburrimiento no está ahora más presente que hace siglos, sino que hay más medios para manifestarlo y compartirlo con los demás. Noticia Relacionada estandar No Los Premios Nacionales de Investigación reconocen a los jóvenes científicos por primera vez ABC Ciencia Entre los veteranos premiados, el biólogo Mariano Barbacid y el filósofo Daniel Innerarity Es una paradoja, además, que la sociedad actual experimente el mismo tedio que el que se podía sufrir antes, pues las posibilidades de entretenimiento en la actualidad son infinitamente mayores que hace 100 o 200 años. «El problema está en que los medios que tenemos para entretenernos se han convertido en una fuente de aburrición, también nos aburren. Esto se debe en parte a que es un entretenimiento democratizado, no distingue entre niveles intelectuales ni inquietudes, es lo mismo para todos», explica. Fuente de felicidad Sin embargo, Ros aboga por el papel positivo del aburrimiento en la vida de todas y cada una de las personas que forman parte de la sociedad. «Todos nos aburrimos y está bien que sea así. El aburrimiento te va a instar a ver cosas nuevas y eso es lo que nos hace crecer como seres humanos: vivir experiencias nuevas y lanzarnos de vez en cuando a lo desconocido». Y, a su juicio, aburrirse es una de las patas de la felicidad. «El aburrimiento funcional que adquirimos desde el inicio de nuestro desarrollo te causa malestar para luego estar mejor. Es una de esas emociones negativas que cumple con un papel y te acaba reportando una satisfacción mayor. Podemos ser felices aunque nos aburramos», asegura. Paradoja «Ahora hay posibilidades de entretenimiento infinitas, pero son una fuente de aburrición» Josefa Ros Premio Nacional de Investigación El problema, expone, se origina cuando ese aburrimiento se convierte en algo patológico . Y es en este aspecto en el que centra su investigación con la siguiente tesis: las personas que viven en residencias de mayores se aburren. Empezó con este asunto cuando, trabajando en su tesis doctoral, comenzó a leer al filósofo alemán Hans Blumenberg. En uno de sus libros se encontró con diez páginas que hablaban sobre el aburrimiento «de una manera fascinante, como una experiencia adaptativa». «Tras leer esto, me fascinó. Jamás me hubiese imaginado que algo que llevo experimentando desde que era niña pudiese tener tanto peso». Pero a ello se unió el hecho de que sus abuelos empezaran a vivir en una residencia . Su abuelo falleció a los dos meses, pero su abuela residió en el centro durante tres años, en los que no dejó de repetir lo mucho que se aburría. «Decía que no podía hacer nada de lo que hacía antes, que les ponían a hacer actividades para niños pequeños... Y me di cuenta de que no le pasaba solo a ella», cuenta. A raíz de eso comenzó a investigar más sobre el aburrimiento y observó que la posición que defendía Blumenberg no era la mayoritaria, pues muchas de las investigaciones lo estudiaban como un estado que puede convertirse en un problema patológico. «Y vi que eso era lo que le estaba pasando a mi abuela, que despojaba su vida de sentido». Tedio patológico Así, aprendió que hay varios tipos de aburrimiento: el situacional, es decir, aquel que todo el mundo padece en algún momento y que Ros considera positivo porque «indica lo que hay que dejar atrás»; el crónico individual, que afecta a personas que tienen gran propensión al aburrimiento por razón de sí mismas y el que ella misma ha definido como aburrimiento situacional cronificado , que es el que se genera en ciertos contextos sociales, como residencias de mayores o prisiones. «Son espacios en los que las personas se aburren constantemente y son capaces de diseñar estrategias de huida de ese aburrimiento, porque saben lo que les gustaría hacer, pero el entorno no les permite ponerlo en práctica», sostiene. En estos casos, dice, ese tedio llega a convertirse en patológico y provoca sufrimiento no solo a la persona, sino también a su alrededor, pues muchas veces deriva en conductas extremas, como la autolesión o incluso el suicidio. «El aburrimiento que permanece en el tiempo se cronifica y llega un momento en el que al final despoja su vida de sentido. He estudiado casos de intentos de suicidio en residencias por aburrimiento», lamenta. Una barbacoa La solución, asegura esta experta, es tan simple como preguntar a los mayores qué les apetece hacer, en lugar de someterles a una serie de actividades programadas en las que muchos no tienen ningún interés. Pone el ejemplo de un grupo de ancianos que pidieron al director de la residencia hacer una barbacoa en el jardín durante un sábado de primavera. MÁS INFORMACIÓN noticia Si Se buscan respuestas para las 34.316 muertes registradas en residencias durante la pandemia noticia Si La hija de un matrimonio que falleció en una residencia: «Mis padres murieron solos, encerrados en una habitación» El director compró una barbacoa portátil, carne, y todos los que quisieron disfrutaron de ese tiempo de ocio. En otro centro, un grupo pidió ver una película como si estuvieran en el cine: se les instaló un proyector y les dieron palomitas. «Hay que preguntarles. Y las personas que trabajan ahí tienen que ser conscientes de que el centro es la casa de los mayores. Son ellos los que viven ahí y hay que facilitar sus necesidades», remarca, aunque insiste en que la responsabilidad es principalmente de la administración pública, que es la que debe poner más recursos. Tiene claro que el cambio es posible : «La sociedad está asimilando los cambios en los modelos de cuidados y cuando los agentes políticos se lo tomen en serio se conseguirá».



Moscow.media
Частные объявления сегодня





Rss.plus
















Музыкальные новости




























Спорт в России и мире

Новости спорта


Новости тенниса