Hoy es el día del Domund , el día de las misiones. Como no hay misiones sin misioneros y misioneras, celebremos su gran fiesta. Este año 2022, Obras Misionales Pontificas, en España, ha invitado a Tamara Falcó , marquesa de Griñón, a pronunciar el pregón del Domund en la madrileña Basílica de San Isidro . Para ahorrarme los comentarios, invito a los lectores a que vean el vídeo, ciertamente no muy largo, que está colgado en diversos lugares de la red. Tamara Falcó habló de los misioneros, ciertamente, pero a lo que dedicó más tiempo fue a explicar su conversión religiosa, su cambio de vida . Una clave interesante para explicar la razón de ser de los misioneros y de la misión. La palabra conversión puede sonar rara y antigua. Sin embargo, el filósofo Pierre Hadot nos ha explicado que la filosofía, desde Sócatres, es una propuesta de conversión, de elección de vida. Una decisión que todos debemos tomar, que nos transforma y que permite el acceso personal a la verdad. Detrás de cada uno de los 10.893 misioneros españoles repartidos por el mundo hay una decisión que cambió su vida. Lo contrario al misionero es el héroe romántico o el idealista humanitario . El misionero no se mueve en la nube de las abstracciones. Es un realista del tiempo en la historia. La pregunta es cuántos jóvenes estarán dispuestos ahora a ser misioneros. En un mundo en el que todo está más cerca, globalizado, cada vez es más difícil explicar el sentido de la misión. Se puede hacer por razones humanitarias, de lucha contra la pobreza, contra la injusticia, de presencia profética. Pero un misionero no es un altruista circunstancial. Su mensaje es su vida y su vida es la que se compromete toda. Si su vida tiene un centro, el encuentro con Jesucristo, nada de lo que haga es rutina. El día en que los misioneros dejen de causar sorpresa y se les mire con sospecha , algo grave habrá pasado. No olvidemos lo que decía san Juan Pablo II: «Los pobres tienen hambre de Dios y no solo de pan y libertad».