Cuando uno se ve entre el tumulto del mítico mercado de los Pajaritos, u observa la amplia extensión del parque de Las Planas o, mire donde mire, ve un buen bar de tapas, sabe que se encuentra en el barrio de La Florida, que este fin de semana celebra con orgullo su centenario. Esta parte de Hospitalet de Llobregat es consustancial a su siempre poblada plaza Ibiza o su espaciosa Avenida Primavera. Por lo demás, es un barrio bastante barrio, es decir, cuenta con sus plazas, callejuelas, comercios, sus vecinos de clase media-baja, sus ancianos cuyos paseos vespertinos llenan las calles o sus parques repletos de niños que recién salen de la escuela y se entretienen jugando con otros de su edad, mientras sus madres, con una mirada despreocupada desde el banco más cercano, charlan entre ellas sobre cualquier tema de aquellos que puede hacerte « perder una tarde» . Este idílico relato se corresponde con la vida en un barrio que, a pesar de lo dicho, vive momentos ciertamente conflictivos, como los que hacen que el vecindario sea más conocido por sus polémicas o sus índices de criminalidad. Muchos jóvenes quieren emigrar, movidos por lo que consideran un futuro desesperanzador en un barrio de clase baja. Esta afirmación no es gratuita, sino que sale de un estudio, ' Ser jove a La Florida : desitjos i mancances', realizado por alumnos del grado superior de Integración Social del IES Vilumara bajo el patrocinio de la asociación Foment de la Informació Crítica de Hospitalet , que constata que un 83% de los jóvenes encuestados (que tienen entre 14 y 16 años), desean abandonar el barrio. Las causas son múltiples y tienen que ver con aspectos económicos –un 45% sufren problemas económicos en sus hogares–, o de seguridad. El aparente crecimiento de la delincuencia ha hecho que los vecinos, sobre todo las mujeres, se sientan cada vez más inseguros y declaren haber presenciado situaciones conflictivas, sobre todo cuando caminan solas por la noche, o reconozcan que existen prejuicios con respecto al lugar donde habitan, con el color de la piel de las personas residentes o con cuestiones religiosas. Las conclusiones a las que ha llegado el estudio indican que La Florida «es más insegura que segura, más intranquila que tranquila, pero más agradable que desagradable, más ruidoso que silencioso, más masificado que fluido, pero más solidario que insolidario». Se ve que es un barrio que sugiere muchas cosas: no en vano, es el el barrio más denso de toda Europa. Para muestra, un botón: el personaje más conocido de La Florida es el cantante de origen marroquí Morad . Y es que, en un barrio que es conocido en el resto del municipio y en general en la zona metropolitana de Barcelona por su alta delincuencia, su marginalidad y su relativa pobreza, no sorprende que uno de sus estandartes sea un rapero que ha tenido varios altercados con la autoridad y la Justicia. Sin embargo, preguntando a un joven gitano sobre el tema, su respuesta es clara: «Nosotros nos mezclamos con gitanos, moros, españoles, latinos… el problema son las bandas latinas, que se matan entre ellas». Edificios en general de no más de cinco pisos dan forma a un barrio que es, entre otras cosas, un barrio de migrantes. Migrantes porque tomó forma a partir de las migraciones de la segunda mitad del siglo pasado, principalmente del resto de España y de Hispanoamérica y, hoy en día, de muchos magrebíes o asiáticos. Montse, socia de la Asociación de Vecinos de La Florida , declara que «más de la mitad de la población es de origen extranjero», lo que, reconoce, podría causar falta de confianza entre gente de distinta procedencia. No obstante, a pesar de lo dicho, paseando por el barrio se podría decir que La Florida es la versión 2.0 de aquella España medieval en la que coexistían moros, judíos y cristianos. No obstante, hay una gran diferencia: en La Florida no coexisten, sino que conviven. Muchos de estos inmigrantes son dueños de bares (asiáticos), de tiendas o de distintos comercios, como supermercados o tiendas de electrodomésticos (pakistaníes). No falta, tampoco, la repetida imagen del hispanoamericano descargando cajas de un camión. No hay mayor indicio de que un foráneo se ha integrado que el hecho de que cuente con un oficio. Además, se palpa en el ambiente la naturalidad y la cordialidad que existe en la relación entre los vecinos: «Buenas tardes!», «¿Cómo está tu madre?», «¿Cómo va el trabajo?» o «¡Qué perro más gracioso!» son algunas de las escenas que se pueden presenciar entre los muchos peatones que se cruzan por la calle sin mayor pretensión que interesarse genuinamente por el otro; en un perfecto español, ya sea este blanco, negro, marrón o amarillo. Se trata, también, de un barrio en el que, según el estudio, solo tres cuartas partes de la población ha obtenido el título de la ESO. Contrasta, no obstante, con la buena educación con la que te tratan vecinos y comerciantes , que tienen unos modales de los que muchos poseedores de título universitario y que visten con traje y corbata carecen. Y es que la educación va más allá del ámbito académico. La Florida se compone también de aquel obrero que te sonríe cuando se cruza contigo, de aquel repartidor que te lanza un «¡Buenas tardes!» mientras vas con prisa a casa, o de aquellos ancianos que, con toda una vida a sus espaldas, disfrutan recorriendo el barrio que ha sido testigo de sus historias. Letrados o no, los vecinos de La Florida, en general, son trabajadores, honestos y, sobre todo, auténticos. Son gente que ama a su barrio y, conscientes de una realidad que tiene luces y sombras, luchan día a día para que el futuro sea mejor y sus jóvenes quieran seguir con esa lucha. MÁS INFORMACIÓN noticia No Los promotores del Hermitage buscan abrir un nuevo museo en L'Hospitalet tras el rechazo de Barcelona Como decía Cicerón allá por el siglo I d.C., «los deseos del joven muestran las futuras virtudes del hombre». Si los deseos de tal elevado porcentaje de adolescentes es dejar La Florida, indica que « las futuras virtudes « del barrio no son muy esperanzadoras. Si se quiere frenar esta desesperanzadora tendencia, las autoras del estudio instan a las autoridades municipales, con la alcaldesa socialista Núria Marín a la cabeza, a tomar medidas y a tener en cuenta las principales demandas y deseos de la juventud que, como se sabe, es sobre lo que se sustentará la sociedad en un futuro. Para ello, el estudio invita a construir sobre las potencialidades y las muchas realidades positivas , como la buena convivencia o la integración de los inmigrantes, y no tanto sobre las carencias de un barrio que, proclaman, tiene más luces que sombras.
