Día de San Felipe: quién fue y por qué es una de las figuras más importante de la Iglesia Católica
Este miércoles 11 de octubre la Iglesia Católica celebra la fiesta de San Felipe diácono, una de las figuras más importantes que aparecen en la Biblia.
Este personaje religioso de origen judío fue uno de los principales evangelizadores (personas que cuentan de Jesús) en toda la actual Franja de Gaza. Otros de sus valores destacados fueron su vínculo con los pobres y su ponderación del bautismo.
Día de San Felipe, ¿por qué es tan importante esta figura para la Iglesia Católica?
El Diácono, como se lo conoce en la fe apostólica, vivió durante el siglo I y su figura es destacada en los Hechos de los Apóstoles (el capítulo bíblico). Ese texto explica que los 12 principales discípulos de Jesús, como primeros sacerdotes, fueron los encargados de otorgar sacramentos como la Comunión y la Confirmación.
Uno de estos actos fue ordenar a los fieles y elevarlos por encima de la posición de laico. Su misión fue la evangelización, la conversión al cristianismo de la región.
También, en otro de sus acciones más relevantes se destaca por haber sido el primer no judío en recibir el bautismo, un eunuco originario de Etiopía (en la actual Gaza). Este hecho se referencia como el inicio de la Iglesia en esta zona geográfica.
¿Cuáles fueron los milagros de San Felipe?
En primer lugar, los 7 diáconos fueron los encargados de "universalizar la Iglesia", según sostienen los textos canónicos más importantes.
"Muchos que tenían espíritus inmundos, salían estos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados. Hubo una gran alegría en aquella ciudad", narró los Hechos de los Apóstoles sobre la presencia.
La Biblia también puntualiza sobre su importancia: "Felipe bajó a una ciudad de Samaria y les predicaba a Cristo. La gente escuchaba con atención y con un mismo espíritu, porque le oían y veían las señales que realizaba". Otro milagro notorio fue el bautismo de Simón, el Mago.
Su labor fue tan grande que logró que la comunidad de Jerusalén enviara San Pedro y San Juan para profetizar su tierra, también como reconocimiento de su entrega.
Por otro lado, fue tan grande el vínculo de Felipe con el sacramento del agua que se comenzó a asociar este hecho con el Espíritu Santo (se considera en la fe que el bautismo es incorporar la protección y la virtud de Dios).
Las hijas del Diácono también son consideradas santas por su labor conjunta y por su encuentro con San Pablo y San Lucas en el año 58 d.C. en Cesarea. Se cree que el famoso personaje bíblica también fue Obispo de Tralles, en Lidia (oeste de Turquía).