Por los pasillos, estudiantes de Ingeniería, Informática y Arquitectura comparten apuntes, nervios por los exámenes y una afición por el deporte que ha hecho que rompan las paredes de sus instalaciones y acojan a otros atletas de cualquier disciplina, de cualquier nivel, de cualquier capacidad. En la Universidad Politécnica de Valencia, además de rigor por el estudio, hay responsabilidad con el deporte, con los alumnos y con el resto de la sociedad. Así, han convertido sus campos deportivos en un epicentro de ilusión que atrae a todos. Comparten espacio y tiempo los jugadores del UPV Leleman Conqueridor de la primera división de voleibol con el equipo femenino de ciclismo, más de cincuenta integrantes con ganas de alcanzar los picos más altos, y con los jugadores de distintas disciplinas de deporte adaptado, con el fútbol en silla de ruedas con su puesta de largo este pasado fin de semana en la primera jornada de la primera liga A-Ball del mundo. Un deporte y una filosofía del deporte impregnada en las siglas de esta universidad grabadas con la convicción de César Iribarren y todo su equipo. «La universidad politécnica tradicionalmente ha tenido siempre secciones deportivas y convenios de colaboración con clubes. El objetivo era doble: optimizar las instalaciones deportivas tras una gran inversión y fortalecer nuestra competencia universitaria. El uso de alumnos y personal es solo de un par de horas, y es una lástima que el resto del tiempo no se ocupen aunque estén libres. Además, en Valencia, las instalaciones deportivas están siempre muy tensionadas, así que las ofrecemos para que haya vida», explica para ABC Iribarren, director del área de deportes de la UPV. En bicicleta han llegado muchísimas mujeres para que el equipo siempre tenga pulso y motivación. De seis alumnas que comenzaron la andadura, superan ahora la cincuentena. «El talento en el deporte está, solo hay que poner los medios y dar las oportunidades», observa Iribarren, que ahonda en esta cuestión de la práctica deportiva practicada por mujeres en una universidad a la que, desde hace décadas, han disminuido las mujeres. «Tenemos Ingeniería, Arquitectura, Informática, y no hay más de un 25 % de alumnas, lo que ya hace que la participación de mujeres esté en inferioridad. Y, además, notamos que a partir de la pandemia empezó a disminuir más todavía el número de alumnas que realizaban deporte. Pusimos en marcha la estrategia de reincorporación: un equipo de running femenino con entrenamientos semanales específicos para ellas, y propuesta al resto de universidades para que las ligas fueran interuniversitarias y no solo internas. En el circuito de carreras populares ya llegamos al 40 % de participación femenina», sostiene. Noticias Relacionadas estandar Si Rally Dakar 2024 Isidre Esteve: «El Dakar es el mejor ejemplo de lo que es deporte inclusivo» Sergi Font estandar No Polideportivo Estos son los deportistas nominados a los premios Laureus 2024 Laura Marta Valora la implicación de todo el equipo rectoral, que dice estar volcado en esta estrategia deportiva que está dando muy buenos réditos. Un 60 % del alumnado practica deporte y, en éxitos en las competiciones, consiguen ir a la zaga de centros universitarios que sí cuentan con un Grado específico del deporte como la antiguamente conocida como INEF. «Gana gente nuestra que hace deporte y el nombre de la universidad que se hace motor», se enorgullece Iribarren. Aunque rentable económicamente no es. no es su meta. «Aquí no se paga por hacer deporte, se sustenta de los fondos de la universidad. Buscamos la cofinanciación con patrocinadores, ayudas, becas. Es una filosofía: el deporte es importante para el desarrollo personal de la universidad y sus miembros. Y es una apuesta para que se haga en mejores condiciones». Entre esas mejores condiciones: una oficina de atención al deportista de élite en la que se gestionan los aplazamientos de las prácticas o los cambios de día de los exámenes sin coinciden con alguna competición. Su filosofía ha llevado al equipo de voleibol masculino a competir en la liga nacional, séptimos en este momento, a atraer a estudiantes extranjeros por la facilidad de acceder al deporte y, también, a generar un punto de inclusión para deportistas con discapacidad en muchas modalidades. Instalaciones de la UPV UPV «La UPV In ayuda a darnos soporte a todas las entidades que estamos ligados al deporte inclusivo: promoción o competición, federativo o entretenimiento. Es una forma de inyectar a la sociedad la conciencia de cuidarse. Fomentar el deporte y la actividad física sin etiquetas ni barreras», indica Ruth Aguilar , responsable de esta sección. «Les cedemos las instalaciones de manera gratuita, les apoyamos en la financiación en monitores y personal técnico y también material. Y, sobre todo, les damos valor. Para nosotros esta sección de deporte adaptado es fundamental porque los valores que transmite un deportista adaptado va más allá y trasciende y llega al que no tiene discapacidad. Los alumnos ven que venir a entrenar para ellos -hay que se viene de localidades de más de 30 kilómetros- no es un sacrificio sino una ilusión, y eso retroalimenta todo», prosigue Iribarren. «Uno de los principales problemas que encuentran las personas con discapacidad es la accesibilidad y la falta de recursos para acceder a una forma adecuada, segura y cómoda al deporte. Las instalaciones de UPV reúnen todas las condiciones», señala Aguilar. «Al menos un 90 % de los usuarios son deportistas que tuvieron la discapacidad por un accidente. ¿Cómo salen de ese shock? Con la práctica deportiva: les ocupa tiempo y ven que se pueden superar; se sienten valorados, protagonistas de nuevo de su vida y eso es importantísimo mentalmente», acota Iribarren. Por el momento, acogen ocho modalidades (fútbol, rugby, pilota, ciclismo) y han pasado de seis usuarios a más de un centenar. «Ha aumentado el interés social porque también se ha hecho un buen trabajo con las familias. Les explicamos que habrá facilidad para llegar y con personas preparadas, licenciadas en INEF. Y hacemos formación específica de deporte y discapacidad, además de actividades de captación y difusión del deporte inclusivo. Vamos, que sabemos de qué va y que aquí van a disfrutar. Y esto es directamente proporcional a que tengan salud», subraya Aguilar. Fútbol para todos De todas las joyas que tiene esta corona deportiva, luce con especial brillo el A-Ball, un deporte inclusivo cien por cien que surgió en la cabeza, o más bien el corazón, de Fernando Giner , exfutbolista del Valencia y ahora presidente de la Asociación de Futbolistas de Valencia y de la de Leyendas España. En sus tiempos de vestir de corto, un niño en silla de ruedas se le acercó para pedirle un autógrafo. Se le quedó la ida de cómo ayudar a que pudiera disfrutar del fútbol. Bocetó una primera silla con unas pinzas integradas para poder dirigir el balón. La idea fue germinando con la incorporación de Iribarren y José Bernardo Noblejas , dueño de la empresa Ortoprono, de material ortopédico. Cartel de la liga UPV Los departamentos e instalaciones de la UPV sirvieron de laboratorio para trazar este deporte cien por cien inclusivo. Se desarrolla el mecanismo Eoos que se une a las sillas y que incorpora unas pinzas que hacen la función de pies: parar el balón, levantarlo, golpearlo con la pala izquierda, con la derecha. También se definen las normas. «El 95 % son del fútbol sala. Y a partir de ahí, adaptamos con Iribarren, jugadores y árbitros de fútbol sala las particularidades: si pinchas la pelota con la pinza es imposible que te quiten el balón, así que el jugador solo puede tenerla en su poder un máximo de cinco segundos antes de pasar o lanzar. Además, si llevas la pelota solo se permiten cuatro impulsos a la silla. Se ha implementado la defensa en inferioridad, así que cada vez que ataca un equipo, un jugador del equipo contrario sale de la pista. Y para facilitar la finalización y la capacidad goleadora, la defensa no puede defender dentro del área; solo un jugador en caso de córner o saque de banda. Y otra de las condiciones para competir es que tienen que salir a la pista todos los jugadores de la plantilla al menos cinco minutos», explica Toni Falcó , gestor del equipo de la UPV y responsable de eventos y organización de la liga de A-Ball. Así, los resultados nunca son 0-0, sino mucho más atractivos para todos, con 10-8 o 7-6. Nacido en Valencia, ha llegado ya a China y Estados Unidos, con mucho interés por parte de patrocinadores que quieren expandir la modalidad. En España, la liga se compone de seis equipos: tres en la Comunidad Valenciana (UPV, Asociación de Futbolistas de Valencia y Vila Sport de Villarreal) que componen la zona este; y dos en Madrid ( Fundación Atlético de Madrid y Asociación AFAE), y el A-Ball Cantabria, apadrinado por Emilio Amavisca, que forman la zona centro-norte. En total, por el momento, unos 60 jugadores que aspiran al título de Liga, así como al de la Copa de España y el de la Supercopa de España. Porque el A-Ball cuenta con el respaldo y la estructura del proyecto 'Somos más' de la Federación Española de fútbol , que se encargará de organizar la Supercopa en Las Rozas y ofrecer esa imagen corporativa con la que expandir este deporte cien por cien exclusivo. Y lo es porque no hay diferencias ni de sexo ni de lesión ni de edad -ya hay en marcha algunas escuelas-, y porque pueden jugar tanto personas con movilidad reducida como las que no. «Los deportes adaptados se necesitan una valoración médica para regular los niveles. Favorece que todos puedan jugar, que estén igualados y la diferencia sea más la táctica. En este caso, el que tenga más movilidad tendrá una valoración más alta. Por el momento, como acabamos de nacer, todavía no hay valoración. Y en Madrid ya se da el caso de que una madre llevó a su hijo y acabó jugando con él, y eso es importantísimo para nosotros. Unos no se pueden levantar, pero otros sí se pueden sentar».