La 'incierta luz' fotográfica de Gonzalo Juanes ilumina Madrid
Nada somos sin el fogonazo del magnesio . Si no hay una cámara, el tiempo pasa y la palabra se pierde en el vacío, en los ruidos interesados. La fotografía es testimonio, pero no un testimonio mudo, sino un diálogo en el que la cámara es la transmisora, intencionada. Evidentemente que en el juego entre quien recorta un pedazo de realidad y la ofrece estática hay siempre una subjetividad, a veces intencionada y subrayada y otras veces no. Ya dijo Susan Sontag que la «fotografía es, ante todo, una manera de mirar; no la mirada misma». En miradas, este país ha contado con verdaderos maestros como el asturiano Gonzalo Juanes, a quien del 28 de mayo al 21 de julio del presente, la Sala Canal de Isabel II de la Comunidad de Madrid dedicará una retrospectiva de su obra comisariada por el indispensable Chema Conesa bajo el título 'Una incierta luz'. La exposición del fotógrafo asturiano, no cronológica al uso, se divide en cuatro plantas. Aunque el leitmotiv, a pesar de la atemporalidad 'sensu stricto', sea su misma existencia dedicada a captar «un fugaz intento de lirismo». Lo cierto es que la muestra hace hincapié, en la planta baja, en el treintañero gijonés que llega a Madrid a trabajar de ingeniero técnico y encuentra en la capital la vocación fotográfica con una sensibilidad concomitante con los postulados del almeriense grupo AFAL, tan renovador y en cuyas revistas participaron nombres como Joan Colón, Ramón Masats, Pérez Siquiera Oriol Maspons o Catalá Roca. Noticia Relacionada estandar No Moscardó, el barrio de Madrid donde las horas pasan más artísticas y naturales Jesús Nieto Jurado 17 relojes de sol invitan a reflexionar sobre el tiempo y la creación en este enclave de Usera En sus inicios, hay que incidir, Juanes trata sólo de captar el instante. Con especial querencia por las escenas infantiles. Aunque, aquí sí, el autor ya muestra la preferencia por el color. La paleta expresiva que mejor se acoplaba a su concepción del quehacer fotográfico. El hilo de la primera planta va en sintonía con la decisión del fotógrafo de usar el color, de tonalidades suaves, al compás cromático de Asturias, donde retorna. Un retorno no exento de la nostalgia de la gran urbe. Por ello, decide en dos horas captar el pálpito de una mañana de domingo en la calle de Serrano. Testimonio impagable del Madrid del desarrollismo. En la segunda planta, el visitante accede a un giro copernicano en la concepción de su oficio. La inclusión del yo en la fotografía documental, y una senda que le lleva a no publicar con AFAL. madrid_dia_0703 La evolución creadora tiene su nuevo horizonte: el fotógrafo como sujeto de sus circunstancias. Por eso, se pone el acento en el Gijón devastado por la crisis industrial. Ya hay noticia de la muerte, y aquí sale el retratista más poético. En suma, las edades de un hombre. La mirada que acompaña esas edades no necesariamente temporales. Las vicisitudes de un creador tímido, que cuestionó su trabajo e hizo lo propio como ensayista, aportando reseñas sobre el oficio. MÁS INFORMACIÓN noticia No PhotoEspaña desembarca en Valladolid con tres propuestas de jardines y paisajes imaginarios Alguien que, como señala previamente el comisario de la exposición, Chema Conesa, «nunca vivió la fotografía, pero la habitó como su auténtico credo». O, en las palabras del protagonista, alguien que había «renunciado a epatar». Por lo demás, el continuo esfuerzo por encontrar la voz, la mirada. La 'luz incierta' que atormenta a todo artista y que alumbrará Madrid desde el próximo día 28 hasta el 21 de julio. De forma totalmente gratuita.