Después de casi cinco años de gobierno, no es ningún secreto que Pedro Sánchez fía su supervivencia al alzamiento de un muro que separe España en dos bandos. Lo novedoso es que este enfrentamiento existencial entre lo que denomina «fachosfera» y «progreso» lo ha exportado al exterior, eligiendo como adversario a Javier Milei, presidente de la República Argentina. Sánchez ha decidido erigirse en el faro de la democracia y el progreso y el dique de contención contra la extrema derecha a uno y otro lado del Atlántico. Una mezcla entre Garibaldi y Bolívar. No es un secreto que Milei reacciona con visceralidad contra cualquiera que cuestione sus concepciones políticas. Calificó de corrupto a Lula, el presidente de Brasil, y de...
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