Vuelven hoy las personas normales a la normal cafetería de entonces. Citarles era lo normal, visto lo visto. La primera persona normal en llegar pide solo un café; la segunda, sólo un café. Esta entrevistadora pide sólo un café solo (aunque lo normal es que lo pida con leche y dos de azúcar). El saludo es normal, como normal la mañana. Lo anormal es el motivo de tan anómala reunión: ha ganado el Cavia el escribidor del encuentro primigenio. —No fue para tanto —dice la primera persona normal mientras toma asiento—. Una conversación normal, sin más. Tampoco para tirar cohetes. —Bueno, normal, normal, no. Que se habló de acentos y tildes, de vocablos átonos y tónicos, de adjetivos y de...
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