En
Bérgamo siguen de fiesta por el éxito alcanzado por la
Atalanta de Gian Piero Gasperini. No es haber ganado un título, es cómo lo ganaron. Pasando por encima de históricos como
Liverpool, Olympique Marsella y del propio Bayer Leverkusen en la final. Ante todos ellos una misma receta:
un juego ultraofensivo con una presión alta tras perdida que asfixia a los adversarios. Por primera vez en la temporada el Bayer de Xabi Alonso no es que no diera con la tecla, sino que quedó reducido y pareció un equipo vulgar.
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