Barcelona contará con un Museo Thyssen en el edificio del antiguo cine Comedia
Barcelona contará finalmente con un Museo Thyssen, que albergará una parte de la colección privada de Carmen Cervera, después de que la baronesa y la firma Stoneweg hayan alcanzado un preacuerdo con las familias Pla y Planàs, propietarias del antiguo cine Comedia, un enclave estratégico entre la Gran Vía y la arteria comercial del Passeig de Gràcia.
Fuentes cercanas a la operación han confirmado a EFE que tanto la representación de la baronesa como la plataforma inversora Stoneweg, aliados en el proyecto, han firmado ya un preacuerdo y “ahora se están negociando los detalles del acuerdo definitivo”.
Según han dado a conocer La Vanguardia y el digital ON Economía de El Nacional, el alquiler del espacio que ocupó hasta enero pasado el cine Comedia tendrá una duración de 25 años y, según fuentes citadas por estos medios, Stoneweg también desea contar con dos locales comerciales a pie de calle, situados en el mismo edificio, cuando se extingan los respectivos contratos de arrendamiento. El monto del acuerdo es de 65 millones de euros.
Una vez que se firme el contrato definitivo entre las tres partes, la baronesa Thyssen cederá en alquiler a Stoneweg parte de su colección privada de arte que en la actualidad no se exhibe o circula por salas de exposiciones de todo el mundo. La baronesa ya expresó semanas atrás su ilusión por que este proyecto fructifique al considerar que sería la mejor manera de homenajear a la ciudad que la vio nacer y sería el legado que dejaría a las siguientes generaciones. “Poder albergar ahora en mi ciudad, Barcelona, un museo importante de algunas de las mejores obras del arte catalán es el mejor legado que puedo dejar a las siguientes generaciones”, reconoció en su momento la coleccionista a La Vanguardia.
Otros museos en España y Andorra
En 2012 Carmen Cervera mostró su intención de donar entre 600 y 700 obras de su colección a la Generalitat de Catalunya, con la intención de que las instituciones catalanas crearan un museo en el recinto de la colina de Montjuic al nombre de Carmen Thyssen. La baronesa también estipulaba que el Gobierno catalán debía pagar una cantidad no menor por la donación.
Finalmente y dado su alto coste, la idea no fructificó, aunque también pesó que se enmarcara en un proyecto más amplio que comprendía la creación de un gran espacio museístico al pie de la colina, algo que finalmente no cuajó. En la actualidad, la baronesa, que atesora una amplia colección de arte catalán del siglo XIX y XX, cuenta con museos en Málaga y Andorra, un espacio expositivo en Sant Feliu de Guíxols (Girona) y obras en la Fundación Thyssen-Bornemisza de Madrid y el Museu Nacional D'Art de Catalunya (MNAC), donde en el pasado contaba con una sala dedicada a sus fondos.
Por su parte, el fondo Stoneweg ha apostado en los últimos años por invertir en actividades culturales en el área de Barcelona, como el espacio expositivo del Palau Martorell, el centro America's Cup Experience, en los antiguos cines Imax del Port Vell, o un hub cultural en la fábrica Godó i Trias en L’Hospitalet de Llobregat. También es conocido en Barcelona por su litigio con la anterior alcaldesa, Ada Colau, a raíz de la pretensión de instalar en la ciudad una sede del Museo del Hermitage de San Petersburgo, idea finalmente desestimada.
Peticiones de transparencia en los posibles acuerdos con las instituciones
Preguntados en su día por elDiario.es, diversos expertos compartieron sus dudas respecto a la creación del nuevo museo privado Thyssen en la ciudad. Miquel Molins, historiador del arte, reconocido comisario y gestor museístico que en el pasado ha sido director del Museu D'Art Contemporani de Barcelona (MACBA), y también ha gestionado la colección de arte del Banco Sabadell, apunta a que la colección de obras que Cervera tiene cedidas gratuitamente al MNAC, centradas en los pintores catalanes, podría verse trasladada al nuevo museo. Ya en 2008, la baronesa mostró su malestar por considerar que el MNAC no daba un espacio prioritario a su colección.
En el caso de confirmar sus suposiciones, Molins considera que debería haber transparencia en los posibles acuerdos que los promotores del museo puedan alcanzar con el Ayuntamiento o la Generalitat, pues aduce que “estos museos de iniciativa privada son muy caros de mantener y al final las instituciones siempre tienen que venir a rescatarlos de un modo u otro”. El experto subraya que no se opone a este tipo de iniciativas, si bien reclama “un compromiso de sus promotores de no mover las colecciones fuera de la ciudad si la sostenibilidad económica se hace difícil”.
De la misma opinión es el arquitecto, comisario de exposiciones y profesor titular de Estética en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona Pedro Azara, que explica que “el coste del mantenimiento de la temperatura, la humedad, la higiene ambiental, la seguridad, los seguros y muchas otras cuestiones que atañen a museos y colecciones son terriblemente caros, cosa que los hace difícilmente rentables desde el punto de vista comercial”.
Azara, que añade que la mayoría de los museos privados del mundo tienen convenios con las instituciones públicas de las ciudades donde se radican, y cita el caso del Museo Metropolitano de Nueva York, concluye: “Lo lógico es que haya un compromiso del donante en que las obras no se moverán del espacio donde están si se busca ayuda pública”.