“Calma tensa” en Matarrubia un mes después de la agresión al alcalde: “Tenemos que volver a llevarnos bien”
“No hay nadie por el pueblo”, “estamos más tranquilos”, “las fiestas ayudaron”, “las fiestas fueron muy tristes”. Los vecinos y vecinas de Matarrubia siguen teniendo impresiones diferentes sobre la situación actual de este pequeño pueblo de Guadalajara un mes después de que la tensión se disparara entre dos bandos enfrentados tras la agresión al alcalde socialista de la localidad que llegó a dejarle inconsciente.
Algunas personas ya no quieren hablar de esos dos grupos en conflicto, otras prefieren señalarlo como algo normal en los pueblos, pero la mayoría quiere volver “a la normalidad”. Esa normalidad que saltó por los aires cuando el alcalde, Jacinto Lobo, denunció en sede judicial una paliza por parte de varias personas. Eso después derivó en otra denuncia contra él, también por presunta agresión. Para rematar, la teniente de alcalde, Lidia Antón, acusaba por su parte al exalcalde, Juan Pablo Carpintero, del mismo delito.
Tanto Jacinto Lobo como Lidia Antón (PSOE) también ponían después sobre la mesa meses de acoso, insultos y presiones desde que ganaron las elecciones hace un año, desbancando a Juan Pablo Carpintero (PP), que llevaba 20 años al frente del Ayuntamiento.
La cuestión desembocó en un cruce de acusaciones y denuncias entre los habitantes del pueblo, tanto los del núcleo urbano como los de la urbanización Montehueco, que forma parte del término municipal. Los juzgados han iniciado diligencias previas e investigan todas las denuncias cruzadas que se han presentado. No se han producido detenciones, según constata la Subdelegación del Gobierno.
Ahora, el tono se ha rebajado en Matarrubia, entre sus 60 habitantes. Las fiestas patronales finalmente se celebraron, aunque con varias patrullas de la Guardia Civil vigilando. Y próximamente se reabrirá el bar de la localidad, cuya concesión también fue motivo de las disputas.
Alcalde, teniente de alcalde, exalcalde (ahora concejal en la oposición), vecinos y vecinas quieren tranquilidad, aunque mantienen sus críticas contrapuestas a las circunstancias que llevaron al enfrentamiento colectivo.
Las fiestas patronales y la próxima reapertura del bar
“Tenemos un chat algunos vecinos del pueblo y de la urbanización, donde comentamos todo lo que había pasado y precisamente el otro día dijimos que llevábamos mucho tiempo sin escribir. Eso es bueno porque quiere decir que no pasa nada”, cuenta Carmen, vecina de la urbanización.
Detalla que las fiestas del pueblo, cuya cancelación pidieron algunos vecinos por el clima de tensión que se estaba viviendo, pasaron “con tranquilidad”. “Teníamos el temor de que sucediera algo, por todo lo ocurrido, pero lo pasamos muy bien. Vinieron familias de fuera y eso que hubo muchos que no quisieron porque estaba la Guardia Civil y a nada que te tomes una caña, ya no puedes coger el coche”. Pero a Carmen le encantó que los agentes estuvieran allí. “Nos dio mucha tranquilidad”.
Sale poco debido a su avanzada edad, pero en conversaciones con sus vecinos, Carmen afirma tajante que “se nota mejor ambiente”. Además está muy contenta con la reapertura del bar. “Así volveremos a estar todos en contacto y a ver qué pasa. Tenemos que hablar y tratar de juntarnos todos otra vez y llevarnos bien”.
Laura, otra residente en el pueblo, coincide con Carmen: “Las cosas están más calmadas. Esto se salió de madre y todos tomaron conciencia de que no podíamos continuar así”. No obstante, asegura que la actitud del exalcalde, a quien el actual regidor y su teniente de alcalde acusaron de presiones y amenazas, “no ha variado”.
“Todos los lunes me paso por el Ayuntamiento porque el exalcalde siempre está por allí y eso a la teniente de alcalde le pone muy nerviosa, ya que la sigue intimidando. Porque él sigue insistiendo en acudir todos los lunes a pedir documentación absurda. Es una manera que tiene de presionarla y sigue hablándole en el mismo tono y con faltas de respeto”, apunta.
Afirma que las fiestas estuvieron muy bien y que algunos vecinos de otros pueblos comentaban mucho la presencia de la Guardia Civil, aunque “era lo mejor porque así estuvimos más tranquilos”. Además, destaca que los habitantes de la urbanización antes no bajaban a estos festejos y ahora sí lo han hecho “para apoyar” al alcalde y a su concejala número dos.
José no es de la misma opinión. Sí comparte que el ambiente está más tranquilo, pero considera que a las fiestas fue muy poca gente y afirma que la “tensión sigue” y el pueblo está “abandonado porque la gente no quiere venir”. “Es un miedo que ha creado el propio alcalde y que no viene a cuento. Lo que pasó fue una pelea de vecinos, pero si eres alcalde y dices que te da miedo venir porque la gente tiene escopetas, eso es muy fuerte. Lo que hizo fue echar leña al fuego”, argumenta.
Aquí nunca ha habido problemas jamás y desde que llegaron (el PSOE) lo han hecho todo muy complicado. Todo se ha llenado de una conflictividad sin sentido
“El nuevo consistorio es muy complicado. Aquí nunca ha habido problemas jamás y desde que llegaron [ se refiere al PSOE ] lo han hecho todo muy complicado. Todo se ha llenado de una conflictividad sin sentido. Hay gente que sigue muy cabreada por muchas cosas”, agrega José.
Este vecino ve todo “más relajado” pero lo atribuye al “miedo generado por el alcalde”. “Entre los que nos llevamos bien, quedamos para hacer una barbacoa y con los que no te hablas, que son muy pocos, los evitas y punto. Así cada uno vamos a lo nuestro y listo. Pero es una pena la imagen que ha quedado del pueblo. Aquí todos nos conocemos y no había habido nunca problemas ni había tenido que estar aquí apostada la Guardia Civil”, concluye.
Para Susana, el pueblo sigue “muy enfrentado entre dos bandos” y no entiende por qué, “si siempre nos habíamos llevado muy bien”. “No se ve a nadie por las calles, está muy penoso y las fiestas han sido muy tristes, con las patrullas ahí. Este año ni siquiera hemos hecho peña, no nos apetecía. Fuimos a misa, pero yo veo al pueblo muy desunido”, concluye.
Una “calma tensa” es como resumen la situación el alcalde, Jacinto Lobo, y su teniente de alcalde, Lidia Antón. “Las cosas se han calmado, pero ¿hasta cuándo?”, se pregunta el regidor municipal. Explica que sigue habiendo en el pueblo un grupo “muy cerrado y conflictivo” y que así lo comprobó en un entierro reciente: “Muchos estábamos saludándonos y ellos se quedaron aparte”.
En el último mes no ha habido plenos municipales (sesiones en las que se han producido en el último año muchos de los enfrentamientos con intervención la Guardia Civil). Lidia Antón espera que en la celebración del próximo pleno no suceda nada y “sea todo más tranquilo”.
Jacinto Lobo celebra la decisión de haber mantenido las fiestas patronales, aunque no pudo acudir debido a su ingreso hospitalario por un shock anafiláctico derivado de una diverticulitis, que, según afirma, le produjeron los nervios. Sí estuvo la teniente de alcalde, quien detalla que “hubo buen ambiente” y “contribuyeron a intentar animar al pueblo. Allí sintió ”todo el apoyo de muchos vecinos“.
“Muchos se han quitado el miedo y no quieren que nos tiremos así cuatro años. Porque podemos hacer algunas cosas mal y otras bien, pero lo más importante es que nos dejen trabajar”, enfatiza el alcalde.
Ni al alcalde ni la concejala han vuelto a sufrir amenazas o insultos en el último mes. Pero Lidia Antón sigue coincidiendo en el Ayuntamiento con el exalcalde, al que denunció por agresión. “Sigue con una actitud de intimidación, de ponerse a mi lado continuamente, de presiones. No entiendo qué quiere conseguir así, presionando de esa manera. Porque nosotros estamos a lo nuestro, a nuestra gestión”.
"Durante todo ese tiempo, el exalcalde ha metido tanto odio a tantos vecinos que ahora quitar ese odio es complicado"
Recuerda la teniente de alcalde que Juan Pablo Carpintero es concejal y vecino y que puede acudir al Consistorio siempre que quiera, pero que “su actitud sigue siendo de la amedrentar” y “pierde las formas”. “Hasta que pusimos las denuncias han sido diez meses de verdadera pesadilla. Durante todo ese tiempo, ha metido tanto odio a tantos vecinos que ahora quitar ese odio es complicado”, añade el alcalde.
Ambos quieren dejar claro que durante todo este tiempo no han dejado de realizar su labor como equipo de gobierno municipal. “Sentimos mucho apoyo todos los días y hay miles de cosas que tenemos que hacer por el pueblo. Los vecinos nos piden y sugieren cosas muy sensatas y tenemos que hacerles caso. Lo diremos una y otra vez: que nos dejen trabajar. Contribuyamos a la paz siempre”.
Es muy diferente la visión de los hechos que tiene el exalcalde del municipio. Juan Pablo Carpintero ofreció una rueda de prensa hace un mes para negar que su entorno tuviera algo que ver con la agresión alcalde. Después decidió guardar silencio para no contribuir a que los ánimos se exaltaran aun más.
Un mes después, ha accedido a hablar con este periódico para culpar al actual alcalde de haber “politizado” los hechos, de haber “soliviantado” al pueblo con una gestión “contraria a todo lo que prometió” y unas formas “que han disgustando a mucha gente”. También critica que tanto él como su número dos se hayan puesto sueldo. “Es legal pero no es moral en pueblos tan pequeños, y así me lo han comentado alcaldes del entorno”. Y lamenta que ni siquiera haya nuevos presupuestos municipales: “Se han prorrogado los que se aprobaron siendo yo alcalde y a eso a la gente le inquieta y le molesta”.
No comprende tampoco que al actual equipo de Gobierno le moleste que acuda al Ayuntamiento. “Soy miembro de la Corporación local y mi misión es controlar y fiscalizar. Los que me están poniendo trabas son ellos”, apunta, recordando que ya denunció ante el Defensor del Pueblo la falta de respuesta en los escritos que solicita. “No son caprichos míos, es que están entorpeciendo mi labor. Y no me contestan a escritos desde hace casi un año”, destaca.
Juan Pablo Carpintero opina que el ambiente en el pueblo es de normalidad y que el enfrentamiento ha sido “algo puntual que el alcalde ha querido politizar”. De hecho, denuncia que Jacinto Lobo realizara declaraciones sobre las escopetas que hay en el pueblo. “Esta zona es de cazadores pero no vamos con las armas al hombro. Decir eso fue una irresponsabilidad: hasta dos casas rurales anularon las reservas que tenían para los dos fines de semana siguientes”.
"El actual equipo de gobierno ha creado una situación que no hace más que provocar tensiones y que ha perjudicado muchísimo al pueblo"
Expresa igualmente su disgusto por el “circo que han montado” y comprende a los vecinos y vecinas que siguen “molestos con actitudes que no son normales” y con todas las “trabas que ponen a sus peticiones”. “Antes aquí se podía intervenir en los plenos y ahora solo dejan hacerlo en la ronda del final. Tampoco respetan las tradiciones del pueblo. Es una situación que no hace más que provocar tensiones y que ha perjudicado muchísimo al pueblo”, concluye.
Matarrubia sigue, por tanto, esperando el regreso total de la normalidad y, aunque no es habitual que todo un pueblo esté de acuerdo en algo, la mayoría de vecinos y vecinas sí esperan no volver a ser noticia por “cosas tan feas”.