Mi educación jesuítica me impide alegrarme del mal ajeno. Por eso, la dimisión de Yolanda Díaz lo que me produce es asombro. Tiene tras de sí una historia rutilante. No consiguió lidiar con IU, no logró avanzar con AGE, destacó en Podemos, pero lo llevó al descalabro y ahora asume que no puede ser la coordinadora general de su proyecto estrella de Sumar. Por eso dimite . Pero no nos equivoquemos, no dimite de su puesto de vicepresidenta del Gobierno ni de su cargo al frente del Ministerio de Trabajo. Es decir no dimite de donde cobra, que eso de los heroísmos hay que tomarlo con calma y sosiego y siempre es mejor dejarlo para los demás. Es decir, no...
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