Eliot Sumner, el hijo no binario de Sting que actúa para ‘exorcizarse’
Eliot Sumner es un calco de su papá famoso cuando era joven: los mismos ojos rasgados, la misma mirada profunda, el mismo halo de misterio. Sin embargo, cuando se habla de hijos de famosos que, con el camino allanado, suelen seguir los pasos de sus padres, su nombre no aparece con frecuencia. Quizás por eso aquella niña que, por amor a la música, se lanzó como cantante a los 15 años bajo el nombre de Coco sorprendió tanto al público como a la crítica con su papel de Freddie Miles en Ripley (2024), uno de los últimos grandes éxitos de Netflix. ¿Quién es Eliot Sumner, el hijo no binario de Sting?
El 30 de julio de 1990, el músico británico Sting y la actriz inglesa Trudie Styler le dieron la bienvenida al mundo a su segunda hija. La pequeña abrió los ojos por primera vez en Pisa, Italia, y en su documento, además de la nacionalidad italiana, figuraba su nombre: Eliot Paulina Sumner. Fue la cuarta heredera del exlíder de The Police, quien ya tenía dos hijos de su primer matrimonio con la actriz británica Frances Tomelty. La relación entre sus padres comenzó con un escándalo: Frances y Trudie eran amigas, Trudie mantenía un romance oculto con Sting, y el divorcio llegó con Frances embarazada. Lejos de los pronósticos de quienes auguraban un romance fugaz, se convirtieron con el tiempo en una de las parejas más sólidas de la industria, formando una gran familia de seis.
Como sucedió con el resto de sus hermanos, dos del primer matrimonio de Sting y tres más de Sting y su mamá Trudie, Coco creció bajo el ala de una estrella de rock británica y una actriz. La influencia de sus padres dio resultados visibles: de muy pequeña ya había aprendido sola a tocar el piano y la guitarra, y devoraba los libros de Aldous Huxley y T.S. Eliot, a quien le debe su nombre. También le gustaba mucho escuchar las canciones de ABBA. Tiempo después, a los 15 años, convirtió la música en su oficio y formó su primera banda: Coco and the Ladyboys, luego Blame Coco. Las discográficas posaron sus ojos de inmediato en aquella joven irreverente: Darcus Beese, de Island Records, le hizo firmar un contrato en 2017. También grabó temas como solista y arrancó una carrera como DJ con el seudónimo de Vaal. Desde que Sumner descubrió su pasión por la música, nunca dejó de escribir y componer.
Eliot Sumner se encontró con los flashes
Coco, Eliot, la hija de Sting, abrió la puerta de la fama mundial gracias a la moda, un mundo al que llegó en 2013 casi sin querer y de la mano de un músico. “Empecé a trabajar con un chico llamado Clint Mansell, que solo viste de negro, y pensé que era genial, así que empecé a vestir de negro también”, reveló en una nota que se publicó en la revista Vogue en 2016, en referencia al compositor de, entre otras piezas, el filme Requiem por un sueño. Coco encontró en ese momento un estilo en el que se comenzó a sentir cada vez más cómoda. También se convirtió en una de las modelos más buscadas para aquellas marcas que tenían como objetivo explotar la estética andrógina.
Hipnótica y elegante, desde su desembarco en la moda Eliot fue una figurita recurrente en los asientos de primera fila en los desfiles más importantes de la industria del lujo: Dior Homme, Alexa Chung, Prada y Stella McCartney la tuvieron como una de sus figuras centrales. También copó con su imagen las tapas de las revistas más destacadas y lideró con su actitud campañas publicitarias: fue la imagen de Armani Exchange y de Burberry. Calvin Klein la convocó para un desafío especial: representar los valores de su famoso perfume CK One. Tiempo después, la propia estrella confesó que todo eso lo hizo para ganar su propio dinero y editar sus nuevos discos.
Eliot Sumner escapó de las etiquetas
Una vez que logró consagrarse como modelo, Sumner usó su particular estilo y su llegada al público como trampolín para contar quién era en realidad: una persona no binaria, alguien que no se identifica con ninguno de los géneros establecidos. En una charla con la revista GQ, explicó que la inquietud siempre estuvo ahí. “Como cualquier persona que luchó por no identificarse con ningún género, esto empezó desde el día uno. El torbellino es como una guerra contigo mismo, porque la mayoría de la gente está feliz de vivir en un mundo dividido con pocas opciones, pero quienes lo cuestionamos nos preguntamos por qué tiene que ser así… Nos lo preguntamos desde el día uno y la lucha fue desde siempre”, reflexionó.
Cuando el periodista le preguntó cómo aprendió a amarse, Eliot echó mano al humor para salir indemne. “Soy británico, jamás podré decir algo bueno de mí. Lo de estar cómodo en nuestra piel toma tiempo. Tiene que ver con aceptarte y así encontrar la felicidad. Eso me pasó hace como un año y estoy muy en paz. Lo más importante es dejar de buscar la aprobación de otras personas; el mayor daño que te puedes hacer es vivir para los demás. Desde que aprendí esa lección, cambió mi perspectiva de la vida”, aseguró.
‘Ripley’, una experiencia suprema para Eliot Sumner
La música no resultó suficiente vía de escape para una joven inquieta en lo artístico y lo emocional: en 2007, probó con la actuación en un pequeño papel en el filme Stardust. La experiencia no le resultó extraña: de niña ya recorría con su mamá los sets de filmación. Luego de un paréntesis, volvió a la pantalla en 2019 en Los caballeros, de la mano de Guy Ritchie; apareció en el filme de James Bond Sin tiempo para morir (2021) y fue parte del elenco de Tormenta mortal (2022). Hasta que llegó a su vida el personaje de Freddie Miles en Ripley y todo cambió.
“Siempre hice música y siempre haré música”, confesó en una entrevista que le concedió al portal de la plataforma de streaming. “Pero creo que si haces eso a tiempo completo no puedes escapar de ti mismo. La actuación, en cambio, es un espacio seguro para explorar y expresar cosas que necesitan ser exorcizadas”, explicó. Freddie Miles, “un chico elegante de un internado que vive en el extranjero y que es adinerado sin pedir disculpas”, al decir del propio Sumner, le sirvió como experiencia iniciática para sentirse sobre suelo firme y elegir avanzar.
Desde que comenzó a hablar con la prensa, Sumner siempre mostró orgullo por sus padres. Medido con las palabras, nunca hizo referencia a las declaraciones del exlíder de The Police, quien confesó en varias oportunidades que no planea dejar herencia alguna para sus hijos. “Nos protegemos unos a otros. Somos muy unidos”, confesó sobre su familia hace un tiempo. Tanto es así que, incluso, una vez el compositor apareció cual ángel guardián en un momento crítico de su vida.
En mayo del 2009, el nombre de Coco Sumner dio la vuelta al mundo: mientras cenaba con una amiga en un restaurante de Los Ángeles, California, Estados Unidos, se desmayó. La mala suerte hizo que en la caída su cabeza impactara contra una silla. Según reveló el diario The Guardian, la joven rechazó cualquier tipo de tratamiento mientras era trasladada al hospital, hasta que el mismo Sting, quien justo se encontraba en ese país, corrió a verla y le pidió por favor que dejara a los médicos trabajar. “Estaba en shock. No podía recordar nada. Solo mi padre intervino y dijo: ‘Si no los dejas, morirás’”, le contó Sumner al diario inglés. Coco logró superar el mal momento. Y Sting estuvo ahí para cerciorarse de ello.
El futuro de Eliot Sumner
El próximo desafío que figura en la agenda de Eliot Sumner, de 33 años, es Cry Wolf, una serie sueca de suspenso y acción en la que interpretará el papel principal. Se trata, según sus palabras, de un proyecto al que no podría haber llegado sin “el impulso” que le dio haber actuado en Ripley. “Todo en la serie fue simplemente alucinante”, contó Sumner. “Realmente disfruté cada día y me encantó trabajar con el equipo. Fue lo mejor que jamás me pasó”.
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