La vida de
Maite Casademunt no se entendería sin el deporte. Desde bien pequeña, hacía tres horas diarias de gimnasia deportiva después de salir del colegio y fue una etapa que le marcó para siempre. “Mi disciplina era brutal. En aquella época admiraba mucho a
Nadia Comaneci. Más tarde, me pasé a la gimnasia rítmica y quedamos campeonas de Catalunya. Estábamos muy preparadas físicamente”, recuerda con cariño.
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