La renovación del Poder Judicial se ha vuelto absolutamente perentoria tras cinco años de prórroga. No sólo porque lo dice la ley, la orgánica propia y la Constitución que la informa, sino porque la reclama una judicatura forzada a soportar el colapso derivado de la demora. Pero el consenso que exige la normativa impone pactos transversales que obliguen a todas las partes que los firman. Y existe al respecto un problema: que Sánchez carece de fiabilidad por su ligereza tornadiza y por sus reiterados incumplimientos de promesas orales y escritas, desconfianza a la que deben sumarse sus recientes muestras de prisa por tomar el control de la justicia. Sí, está la Unión Europea como aval de garantía, pero en este... Ver Más