«El CrossFit me está dando la energía que el cáncer te quita»

Intentar ayudar al enfermo recordando su fragilidad es una práctica que, afortunadamente, cada vez hay que poner más en entredicho gracias a ejemplos como el que tratemos hoy: el caso de Esther Fraile, profesional de marketing en una gran multinacional a quien de la noche a la mañana le diagnosticaron un cáncer de mama. Como veremos ahora, en ese momento la práctica del CrossFit ya formaba parte de su vida y ha acabado siendo fundamental para sobrellevar todo el proceso de la enfermedad. Esto es lo que nos contó un ratito antes de entrar a su clase de CrossFit y en vísperas de recibir su quinto ciclo de quimioterapia: ¿Mañana quimio y ahora a clase de CrossFit? Sí. Y mañana también iré, y los días posteriores también, porque es cuando tengo que tomar corticoides y te dan un subidón que no paras, de hecho no duermes bien. Además también es una necesidad mía psicológica, pero es verdad que son días en los que estás muy activa y a mí me sirve para calmarme un poco y cansarme. Después acabas los corticoides y llega el bajón, hay que sacar toda la energía del mundo para ponerte en marcha. Al ser el quinto ciclo de quimo ya sé qué esperar. Pero eso es que antes eras una deportista nata ¿no? ¡Qué va! Yo antes viajaba mucho por trabajo y siempre me sentía mal, que si duele la espalda, que si te molesta esto otro, ya sabes. Una amiga me insistía en que me apuntara a CrossFit y no paró hasta que empecé en mi box, CrossFit Aristo . En febrero haré dos años apuntada, pero empecé como todo el mundo, con dos días a la semana que pasaron a tres y pronto se convirtieron en cinco. Me encantó y además noté mucho la mejoría física en el tenis que era el deporte que yo hacía antes cuando podía. ¿Cómo y cuándo te diagnosticaron cáncer de mama? Los médicos me dicen que esto que te voy a contar es una tontería, pero fue precisamente en una clase de CrossFit en la que me tiré al suelo y noté un dolor diferente en el pecho, llámalo intuición femenina, pero decidí ir al médico y en septiembre del año pasado me hicieron varias pruebas hasta que me diagnosticaron cáncer de pecho. Me dieron fecha de operación en un mes porque accedí a formar parte de un ensayo, así que le dije a mi coach Andrés que tenía un mes para prepararme para la operación… Y lo dimos todo. Mi apoyo fue el CrossFit, porque mentalmente lo necesitaba para digerir todo lo que me habían dicho y lo que venía por delante. ¿Cómo han llevado los médicos eso de 'tu CrossFit'? El mismo día de la operación la verdad que no me tomé ni un analgésico, la doctora me dijo que lo mío era excepcional y yo no paraba de decirles 'es que no me creéis, pero esto es por el CrossFit'. A los 15 días me dijeron que tenía la herida fenomenal, así que pregunté si podía volver a practicarlo y me dijeron que de ninguna manera, pero luego por otro lado me puse a investigar sobre los beneficios de empezar a mover mi brazo, porque soy zurda y bajo ningún concepto quería perder la movilidad de mi lado izquierdo, así que hablé con Andrés y le advertí de mis puntos, pero que quería empezar a entrenar. A las tres semanas de mi operación ya había vuelto a la clase de CrossFit y a las cuatro semanas empecé a coger poco a poco peso. Seguro que pensaron que estabas como un cencerro A nivel médico en general estaban en contra. Las enfermeras me decían que ni se me ocurriera moverme. La cirujana me entendía porque ella era corredora y empatizaba con mi necesidad de hacer ejercicio por salud mental, pero me advertía que tuviera cuidado. La oncóloga me preguntó cuánto peso iba a coger 'que a ver si iba a levantar diez kilos'. Ya ves, diez kilos, en fin. Sobre el tema de los kilos no se me ocurría decir la verdad (entre risas)… Pero luego veían que me recuperaba muy bien. Justo me dicen que me tienen que poner un port-a-cath para la quimio. Ala, otra vez operación. Y luego tuve otra más porque querían quitarme un milímetro para asegurar, así que tuve muchas interrupciones, pero a pesar de todo no dejé de moverme. Siempre iba para hacer lo que pudiese, ya fuera tren inferior o trabajo de pica. ¿Y no estabas hecha polvo? Todo el mundo me hablaba de la fatiga y siempre pensé que no me lo podía permitir, tengo dos niñas estoy separada y no puedo quedarme tumbada en un sofá, entonces empecé a investigar y hay muchísima información y estudios que demuestran los beneficios del ejercicio físico en zona dos. Y no solo en la recuperación de un cáncer, sino de casi cualquier enfermedad, y también para los síntomas de la menopausia y su impacto en la osteoporosis. También me puse en contacto con entrenadores de otros boxes de CrossFit que habían tenido a clientes con cáncer y me confirmaron el beneficio de este tipo de estímulo. Me advirtieron que iba a notar un bajón importante en mi rendimiento cardiovascular y que de vez en cuando tenía que parar, de hecho ahora los cinco días de CrossFit no los aguanto. Físicamente el ejercicio me ha permitido tener vida normal. Por supuesto que hay otras cosas en las que he notado el impacto de todo esto, como la pérdida del pelo, o que he ganado peso, pero si tú no me conoces de nada ni te imaginas que estoy en tratamiento oncológico. Por supuesto que tengo efectos, no lo voy a negar, pero es lo que hay. Y en el terreno familiar, laboral, amigos y conocidos ¿has tenido más apoyos o críticas? Hay de todo. Es curioso, pero por mi trabajo tengo muchos contactos internacionales y los extranjeros que me conocen y siguen mi evolución fueron los primeros en decirme 'el CrossFit te está funcionando, tienes que seguir así'. Mis compañeros de Aristo me animan mucho y alucinan con que tenga energía para ir. En cuanto a detractores, pues lo más impactante para mí son las mujeres que han pasado por un tratamiento oncológico y se llevan las manos a la cabeza con lo que hago, cuando son ellas las que están peor. En general hay mucho miedo. No paran de decirme que salga a andar, por lo visto la quimio se acumula en las terminaciones nerviosas, en las manos y en los pies, y de ahí la recomendación, pero es que ya les cuento que la quimio la sudo por la cabeza en el box, algo que me adelantó quien me hizo la peluca, de hecho sale una especie de masilla que hay que quitar porque luego el poro se obstruye y da problemas cuando empieza a salir el pelo. Desde la segunda sesión le conté que yo al acabar mis clases de CrossFit me lavo bien la cabeza y podía constatar que sale la masilla esa, porque la tocaba, pero que ya estaba saliendo el pelo, algo que me dijo que solo lo había visto en dos personas. Todo lo que cuentas un ejemplo de los beneficios del ejercicio físico no solo en la prevención, sino también en la cura de la enfermedad ¿no te parece? Al principio haces mucho caso a todo porque tienes medio, pero con el CrossFit no he hecho caso a nadie, he seguido mi intuición y la de Andrés, mi entrenador. Tengo energía, me está saliendo el pelo, mis analíticas están saliendo todas bien, mantenemos las fechas de las quimios… A ver, al final siempre puede pasar de todo, eso no se sabe, pero por ahora no tengo queja. Cuando acabe la quimio empiezo con la radio, pero ya me están diciendo que voy a estar muy cansada ¿Otra vez me dicen esto? Yo en un calendario apunto los días que voy a CrossFit y mis niñas apuntan los que voy a quimio, y tengo el calendario prácticamente completo. El CrossFit me está dando la energía que el cáncer te quita. ¿Qué mensaje general te gustaría transmitir? Cuando veo a gente con malos hábitos alimenticios y una vida sedentaria solo puedo pensar que se están quedando sin margen de maniobra. No intento mitificar el CrossFit, puedes hacer cualquier ejercicio que te vendrá bien, pero el CrossFit tiene algo fundamental que no lo hay en otras maneras de entrenar, y es que la gente te ayuda y sociabilizas. Hay un documental en Netflix titulado 'Vivir 100 años, los secretos de las zonas azules' que habla de tres zonas concretas de Grecia, Estados Unidos y Japón en las que la gente es muy longeva. Parece ser que el secreto está en la actividad física, la nutrición y el contacto social. En CrossFit la actividad física la tienes, pero además es gente que en general cuida su alimentación y está eso que se llama la comunidad, te ayudan, charlas, haces entrenos en equipos, recoges el material entre amigos… es una receta perfecta para la longevidad ¿Qué me duelen los músculos? Pues sí, pero me aguanto. Lo bueno de este mundo es que la mayoría de la gente te ayuda, yo he contactado con chicas para preguntar y por mi parte encantada de ayudar y contar mi experiencia y cómo me ha ido. Y cuando alguien te llama y te da las gracias porque la has ayudado, es que se te llena el corazón de alegría. Y con este mensaje repleto de energía, positividad y esperanza que nos trae Esther terminamos la entrevista. Ojalá entre todos entendamos que los beneficios del ejercicio físico trascienden a lo puramente estético y que nuestra salud, antes o después, pasa por mantener una vida activa y unos hábitos saludables.