Josep Rull pondrá en marcha, este miércoles, el reloj cuenta atrás que, automáticamente, si el 26 de agosto no hay un nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña, active la repetición electoral en la comunidad. Son dos meses de prórroga, a los diez días consumidos de negociaciones fracasadas, que la legislación permite para que los legisladores autonómicos (una mayoría) se pongan de acuerdo en la elección de un presidente de la Generalitat, que debe salir de los 135 elegidos en las urnas del 12 de mayo. Nombres que se resumen en dos: Salvador Illa (PSC) y Carles Puigdemont (Junts). Las combinaciones se reducen a un par de opciones. Por un lado, que Illa, ganador de las elecciones con 42 escaños, pacte con ERC, ahora controlada desde Suiza por Marta Rovira, y Sumar una investidura (que incluya un pacto de legislatura o no). Serían 68 votos en la Cámara regional. Mayoría absoluta. Por otro lado, Puigdemont, con 35 diputados, trata de convencer a los de Rovira (20 diputados) que si se unen, 55 diputados, pueden plantear un pulso a Pedro Sánchez, en tanto que secretario general del PSOE y, sobre todo, presidente del Gobierno que necesita de los votos de Junts y ERC en el Congreso para gobernar, para que fuerce a los socialistas a abstenerse en una votación en la que se presente Puigdemont. El primer paso se decidirá en el cuartel general de ERC, que interinamente no está en la calle Calabria de Barcelona, sino que se ha trasladado al país helvético. Tras los primeros fracasos en las negociaciones, que se están produciendo a dos bandas por parte de ERC, el presidente del Parlamento de Cataluña activará hoy la cuenta atrás (que acaba en agosto) para la repetición electoral en otoño. Lo hará con la firma de una resolución después de la celebración de un pleno que ratifique la 'no-investidura', pues no hay candidato dispuesto a asumir la derrota, en una sesión parlamentaria en la que, previsiblemente, se pondrán sobre la mesa pública los desacuerdos y las diferencias más que los posibles pactos y las sinergias. Se auguran muchos faroles típicos de 'una partida de póker'. En previsión de lo que pueda suceder en los dos próximos meses, la Mesa acordó ayer habilitar la primera quincena del mes de agosto, periodo sin actividad parlamentaria y bajo control de la Diputación Permanente, por si ERC aclara la situación en esos días y se tiene que activar la convocatoria de una investidura, que se ha que preparar con 48 horas de plazo desde el momento en el que se comunica. Mientras tanto, las aspiraciones de Junts siguen intactas. Jordi Turull, que volvió a reiterar que Puigdemont estará presente en la sesión de investidura, sea la suya o la de Illa, cargó este martes contra el primer secretario del PSC al señalar que el socialista, en su opinión, nunca se ha preocupado por los problemas que considera claves y porque, en realidad, «este señor no quiere hacer de presidente de la Generalitat, quiere hacer de delegado del Gobierno». El secretario general de Junts defendió que Puigdemont está igual de legitimado que el primer secretario del PSC para hacerse con el sillón de presidente autonómico. En una entrevista para Catalunya Ràdio, Turull dijo, preguntado por la manera en la que los de Puigdemont, si pactan con ERC, podrían convencer a los socialistas para que se abstuvieran en una investidura del expresidente catalán, que «a Illa le hemos visto decir por la mañana blanco y por la noche negro, solo con una llamada del PSOE» y recordó que ya se posicionó claramente en contra de una ley de amnistía, pero que ahora es un firme defensor de la ley por interés del PSOE. En esta línea, Turull, que reconoció que Junts, como el PSC, están teniendo conversaciones con ERC, «embrionarias» pero que serán «profundas y honestas», para llegar a un acuerdo de investidura, cree que Illa «no quiere hacer de presidente de la Generalitat, quiere hacer de delegado del Gobierno» porque «no ha levantado el dedo para no molestar al PSOE» cuando, por ejemplo, hay problemas en Cercanías, se «ahoga» a la economía catalana, se reclama la gestión de la inmigración o toca defender el catalán. En cualquier caso, en Junts están convencidos de que será el dirigente del PSC quien tenga que decidir si arranca la legislatura, con Puigdemont como presidente de la Generalitat, tras un pacto con ERC, o hay una repetición electoral. «Es Illa el que tiene que decir si colapsa la legislatura. Tan viable o inviable es lo de Illa como lo nuestro. No es lo mismo quien tenga la presidencia de la Generalitat, por la importancia (del momento) en el que está el país», añadió. Respecto a la negociación para una «financiación singular» que reclama ERC al Gobierno de España, en manos del PSOE, como moneda de cambio para que el socialista pueda ser presidente de la Generalitat –además de la de avanzar en el referéndum, más gasto público y blindaje del catalán–, Turull indicó que «si Pedro Sánchez quiere tener presupuestos» debe permitir que Cataluña sea «soberana fiscalmente», que todos los impuestos los recaude el Govern catalán y que se acabe «con el expolio que sufrimos». Y recordó que Junts, en su pacto de investidura con Sánchez, ya dejó claro de que la legislatura avanzaría «pieza a pieza» para los independentistas. Por otro lado, preguntado sobre la posibilidad de que los independentistas acudan a una hipotética repetición electoral con una lista conjunta, si no hay investidura, Turull pidió que no se trate ese tema, todavía, ya que todos sus esfuerzos están en que Puigdemont recupere lo que perdió en 2017, cuando entraron en vigor las medidas aprobadas en base al artículo 155 de la Constitución, es decir, la presidencia de la Generalitat. Sí dijo, sin embargo, que, pase lo que pase, sería el momento para que los nacionalistas dejaran a un lado «los reproches» y se pusieran a trabajar juntos, «también con la ANC y Òmnium».