Merma en erupciones del volcán Rincón de la Vieja permite inspeccionar el fondo del cráter activo
Las erupciones del volcán Rincón de la Vieja bajaron su intensidad y frecuencia, lo que permitió a científicos del Ovsicori, con ayuda de un dron, escudriñar el fondo del cráter activo
Las erupciones del volcán Rincón de la Vieja disminuyeron considerablemente a inicios de este mes y la laguna alcanzó uno de los niveles más bajos, exponiendo decenas de fumarolas, grandes y pequeñas, que tiempo atrás estaban bajo el agua.
Una visita al cráter de ese volcán activo de Guanacaste, realizada el 5 de junio, mostró a científicos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori) cómo las fumarolas en el interior desgasifican vapor de agua, gas magmático y aerosoles.
Henriette Bakkar, vulcanóloga del Ovsicori, afirmó que, con la ayuda de un dron, constataron que en la parte profunda del lago todavía queda líquido hiperácido.
Además de las fumarolas que afloraron al bajar el nivel del agua, se observan depósitos de compuestos ricos en azufre, como se nota en los círculos amarillentos que rodean varias de ellas. La mayoría están a temperaturas de unos 150 grados Celsius.
Aún quedan algunas fumarolas subacuáticas que generan borbollones de lodo y agua en lo profundo, según observó el vulcanólogo Geoffroy Avard durante esa visita al cráter.
Se notan algunos pequeños colapsos en los bordes del cráter, que, por condiciones climáticas y por lo empinado de la cima, pocas veces se pueden captar. El dron permitió realizar algunas mediciones justo antes de que arreciara la estación lluviosa, y al mismo tiempo se revisaron los equipos que el Ovsicori tiene en ese volcán, uno de los más activos del país.
El cráter activo está a unos 1.916 metros sobre el nivel del mar y el diámetro ronda los 700 metros; se trata de una gigantesca caldera por la cual suelen salir lahares o avalanchas de material volcánico que, en tiempos de erupciones, bajan por la pared norte a los ríos y quebradas de Aguas Claras y Dos Ríos de Upala.
Sobre unas manchas rojas en el borde del cráter, Bakkar dijo que son restos de antiguas coladas de lava o piroclastos de antiguas erupciones, que se ven más grandes cuando hay desprendimientos en las paredes de la cima.
Los demás signos, como sismicidad y deformación, se mantienen estables. Las pequeñas erupciones ocurren casi todos los días, pero solo generan gases volcánicos y aerosoles porque la energía es muy baja, explicó Bakkar.
Con el dron modelaron el fondo del cráter, que no es plano sino cóncavo; pero como aún queda líquido, no se pudo ver en toda su dimensión.
Desde el 22 de julio del 2011 se cerró el acceso de turistas al cráter de ese volcán, debido al riesgo por las súbitas erupciones que ha mantenido de forma cíclica desde esa época.