La terrible eliminación de Italia ante Suiza, unida al triste desempeño en una primera fase en la que precisó remontar ante Albania, recibió un baño de juego de España y empató de milagro contra Croacia, han generado máxima incertidumbre a todos los niveles en torno a la sorprendente vigente campeona de Europa. Se cuestiona al camaleónico Luciano Spalletti , aunque su proyecto como seleccionador se firmase a largo plazo, e incluso no se da por sentada la continuidad de Gabriele Gravina, el presidente de la federación transalpina. Solo Donnarumma, portero irregular donde los haya que tras la derrota al menos dio la cara y confesó que estaban «destruidos», se salva de una quema generalizada. Consumada la caída, la prensa italiana...
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