Me ha regocijado la unánime reacción sistémica, entre la consternación y el pánico, ante la flagrante decrepitud de Biden , que en su debate televisado con Trump no hizo sino farfullar incoherencias y conversar con las musarañas. Me ha regocijado, sobre todo, porque toda persona que no se alimente de propaganda sistémica sabe desde hace años que Biden está completamente gagá, que en todas sus apariciones públicas saluda a sus amigos imaginarios, trabuca las palabras hasta convertir sus discursos en galimatías y se dedica a papar moscas; eso cuando no le da por arrimarse a los niños y manosearlos y olfatearles el pelo (pero esto Biden también lo hacía cuando todavía estaba pimpolludo y no había perdido el oremus). Pero... Ver Más