Oriol Junqueras , qué duda cabe. Un hombre de esos que llevan cilicios morales en el vivir, que se azota cuando no hace nada por el prójimo en su 'republiqueta'. Lector impenitente de San Juan de la Cruz en versión vernácula y en versión 'polaca'. Mártir por la causa y reinsertado por la vía santa y rápida a la vida civil. Oriol lleva camino de su propia santidad desde antes, incluso, del 1 de octubre. Su despacho en la 'trena' palatina de Lledoners andaba pleno de hagiografías con polvo de siglos; cuentan que en la mismísima cárcel trabó amistad con un curandero que quizá le incidiera en el secreto de la filantropía.cat. y en ritos yorubas para el mal de... Ver Más