Coinciden los tres en la mesa de los sabores del verano, en tu mesa. Tú ya no vas a trabajarlos, ni a recolectarlos. Ya sólo los disfrutas, pero los tres fueron un día razón de tu trabajo o de tu afición y capricho, y trataste con los tres. El más difícil de trato es el más pequeño, porque se defiende con uñas como felino hostigado, si la mano llega y no sabe llegar. Camuflado en la cama de su nacencia, qué gloria da ganarlo. Madre rastrera, extendida, nacida sin cultivo expreso, que da flor -tápenas- que no te alegran tanto como el bocado rabudo de su fruto, primo de las aceitunas en la ceremonia del aperitivo. Los otros dos le...
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