La escalada inflacionista sin parangón en los últimos cuarenta años vivida en 2022 desencadenó una rápida reacción de política fiscal de un puñado de comunidades autónomas que decidieron actualizar su tarifa de IRPF y sus mínimos personales y familiares para evitar que el IPC hiciera mella en las rentas de sus contribuyentes o al menos amortiguar ese efecto. Se trataba de limitar el impacto de la llamada progresividad en frío , el fenómeno según el cual un incremento nominal de las retribuciones dinerarias de los contribuyentes (5,8% en el año 2022, según la estadística de los declarantes de IRPF difundida ayer por la Agencia Tributaria) se traduce en un incremento de sus cargas fiscales por mucho que no hayan ganado... Ver Más