Uno se sienta ante la pantalla con la ilusión de ver el partido de octavos con más cartel:
Francia-Bélgica. Por la cantidad de futbolistas impresionantes que congregan, el espectáculo debía estar asegurado. Además, como barcelonista, hay muchas cosas que ver. Pero el partido es una castaña, Bélgica se olvida de jugar al fútbol,
Lukaku está para el arrastre y Francia, con muy poco, se lleva el partido gracias a un rebote postrero. Uno no entiende que siendo
Dembélé el delantero galo en mejor estado de forma en esta Euro, Deschamps ponga a
Griezmann de falso extremo. Ya sabemos que, desde el domingo, Francia tiene un lío con la extrema derecha. Futbolísticamente, también.
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