Sólo el año pasado, el presidente del Bundestag hizo más llamadas al orden que en todo el período electoral anterior. En esta legislatura se han normalizado las interrupciones, los gritos e incluso los insultos a los oradores y el Parlamento alemán quiere poner fin a esta deriva que deteriora el decoro democrático, de manera que la cámara ha emitido una ordenanza con nuevas sanciones. En el futuro, quien incurra con reincidencia en este comportamiento se arriesga a multas de hasta 4.000 euros. El reglamento garantiza que «por una violación más que leve del orden o de la dignidad del Bundestag, el presidente puede imponer a un miembro una multa de 1.000 euros, incluso sin que se haya emitido una llamada...
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