Merih Demiral fue ayer por la noche el héroe de
Turquía. El jugador del Al-Ahli saudí marcó los dos goles de su equipo
en el partido de los octavos de final de la Eurocopa ante Austria (2-1) y, al celebrarlo, encendió la mecha de la polémica: hizo, con ambas manos, el símbolo de los 'Lobos Grises', una organización racista, xenófoba, paramilitar de extrema derecha nacionalista originaria de Turquía.
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