A las 12.17 minutos de la noche del 2 de julio se apagó el móvil de Paco Molina, de 16 años. Las antenas de telefonía lo situaban en los Jardines de Los Patos, en la capital cordobesa, a pocos metros de la Comandancia de la Guardia Civil. Desde entonces hasta ahora se cumplen nueve años, y ni rastro de su paradero. Su padre recuerda este miércoles poco antes de la entrada a una reunión con el Ministerio del Interior para impulsar el Estatuto de las Personas Desaparecidas en Madrid que le consta que se sigue buscando a su hijo, ahora aplicando nuevas tecnologías como la IA. «La Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional continúa su búsqueda, no ha parado y mantiene abiertas dos líneas de investigación que no están cerradas -una de ellas en la que se relaciona su desaparición con una persona adulta -; hace menos de un mes los investigadores acudieron al Juzgado de Instrucción 7 de Córdoba para avanzar con las diligencias«, explica Isidro Molina a ABC. Tanto Isidro Molina como Rosa, la madre de Paco, afirman que en cualquier caso «hay que tener esperanza porque además la UDEV tiene información encima de la mesa, y esa información pueda encajar en cualquier momento, nos puede llevar al paradero de Paco». El padre de Paco Molina está convencido de que «aquí sabemos que hay alguien que sabe y no ha hablado. Tenemos el Apartado de Correos 3011 de Córdoba totalmente anónimo. Han pasado 9 años, ya está bien, ya es hora de que digan algo, con quién había quedado, alguien sabe algo y va siendo hora de lo que sepamos». En este sentido, a Molina le reconforta saber que la UDEV ha buscado a Paco en más de diez países «y en mi caso no echo en falta ningún tipo de prueba que no se haya hecho hasta ahora. A mi hijo lo han buscado en Rumanía... en una morgue y eso movilizó a la Policía hasta que se comprobó que no era él. El trato que tiene la UDEV con toda mi familia es excepcional». Isidro Molina reconoce que estos días son fechas difíciles para su familia al cumplirse ese aniversario de la desaparición de su hijo pero «hay que estar todos y recordar que Paco aún no ha aparecido y debemos de hablar de eso en los medios para que no desaparezca del todo porque entonces es cuando va a estar desaparecido y ese lujo no me lo puedo permitir». Al cumplirse el aniversario de su desaparición las palabras de este padre son duras: «Ya te puedes imaginar, todos los días son malos, pero una fecha así te destroza». Molina ha llegado a Madrid para continuar junto al Centro Nacional de Desaparecidos con el seguimiento del plan estratégico que se puso hace un año, cómo se lleva a cabo y demandar el Estatuto de Personas Desaparecidas. Este padre recuerda que hay «un vacío legal que pretende disipar las trabas que nos encontramos a nivel judicial , hay una dejadez en la que cuando una persona desaparece se pasa el tiempo, no ya para mí que no me serviría sino para los casos que van a venir... que por desgracia van a llegar». Isidro Molina asegura que está tranquilo porque sabe que «la investigación de Paco sigue en pie, y de momento, aunque se han aplicado avances tecnológicos que en su momento no habían [hace nueve años] no han dado el fruto hasta la fecha pero se siguen haciendo actuaciones que me constan aunque hay secreto de investigación y los detalles no me los trasladan desde la UDEV». «Me quedo con la tranquilidad de que siguen volcados desde la Policía Nacional y desde el juzgado para encontrar a mi hijo, había llegado nueva información pero no han dado su fruto . La Policía sigue con unas líneas de investigación que mantiene abiertas desde hace tiempo y que no han cerrado aún [como la implicación de una persona adulta en la desaparición]», señala el padre de Paco que recuerda que tendría ahora 25 años. «El próximo mes de octubre, cuando Paco cumpla 26 años, volveremos a concentrarnos para que no caiga en el olvido. Ahora veo a los vecinos que jugaban con él o a sus amigos que son hombres, y digo ¿cómo estará mi hijo?», cuenta este padre.