Desamparadeños urgen solución para barrios que se convierten en piscinas cada vez que llueve
El inicio de la estación lluviosa vuelve a ser una amenaza para los vecinos de Gravilias, El Jardín, Los Guido y otros sectores de Desamparados. El sábado y el martes pasados, las aguas desbordadas de los ríos Cañas y Cucubres ingresaron nuevamente a sus casas, alcanzando hasta un metro o más en algunos casos.
Solo en la tarde del martes, en Desamparados hubo 73 incidentes por inundaciones, colapsos de alcantarillas y quebradas. Este miércoles, los lugareños seguían sacando a asolear los muebles, lavando pisos y paredes y tratando de volver a la normalidad, mientras los comités municipales y las cuadrillas de limpieza recorrían las zonas afectadas de Gravilias, Calle Fallas, San Rafael Arriba, Los Guido, San Rafael Abajo, San Juan de Dios y San Miguel, para remover barro, troncos y basura de calles y puentes.
Sin embargo, barrer calles y retirar desechos no es la solución para un problema histórico que exige, probablemente, ampliar puentes y alcantarillas. Mientras los vecinos alegan que no pueden esperar más por una respuesta, en la Municipalidad alegan que una de las obras se empezará a construir hasta finales de año; pero todavía faltan estudios técnicos y no hay presupuesto para todas las obras mayores que se requieren.
Juan Luis Quesada Gómez, vecino de El Jardín, en Calle Fallas de Desamparados, relató que hace dos años invirtieron más de ¢1 millón en electrodomésticos y enseres, los cuales fueron afectados por el agua y el barro. Ahora están desesperados ante el nuevo embate. Según Quesada, es urgente construir un puente más elevado y con mayor capacidad, ya que el actual es una alcantarilla cuadrada de un metro de alto, que colapsa apenas llega la basura.
Quesada enfatizó que los vecinos no pueden esperar hasta la próxima temporada seca para el arreglo prometido por la municipalidad, ya que se avecinan meses de fuertes lluvias. Propone quitar el puente actual para que el agua fluya, aunque esto implique cortar la calle.
Afirmó que ha vivido en el lugar durante 36 años con su padre y un sobrino. Se dedica a la limpieza de muebles y este martes, mientras estaba en Zapote, su padre lo llamó porque el río Cucubres se desbordaba en El Jardín. Al llegar, la casa ya estaba anegada y el agua había sobrepasado el muro construido años atrás, alcanzando casi un metro de altura.
El río arrastró palos y basura, formando un tapón en el puente, lo que provocó que el agua comenzara a salir y más de 15 casas resultaron afectadas. Quesada apenas tuvo tiempo de poner a salvo un vehículo y subir en tarimas algunos muebles, al igual que otros vecinos.
Julia Gamboa Vega, de 64 años, vive al lado del río y tuvo que poner gavetas, zapatos y ollas sobre los muebles. El agua subió de repente y no pudieron siquiera abrir las puertas para salir, por lo que los bomberos tuvieron que sacarla a ella y a un hermano por una ventana.
Gamboa, que trabaja en oficios domésticos, no tiene manera de reponer las cosas, ya que en octubre del 2022 había invertido en ropa, muebles, cocina y otros bienes, además de arreglos en puertas y el piso.
Dice que les urge un puente más alto que permita un mejor paso del agua, pues el actual no da abasto y cada vez que llueve tienen que subir todo. Gamboa ha vivido ahí durante 55 años y recuerda que cuando sus padres compraron el terreno, ese río era solo una quebrada. Ahora, con el aumento de la población, recibe más aguas y crece rápidamente.
Construcciones impiden infiltración
En Gravilias, el problema es similar. Mary Jane Cerdas Bonilla, de 48 años, señala que desde hace más de 40 años viven esta situación debido al desarrollo de urbanizaciones aguas arriba. El agua de lluvia que antes se infiltraba, ahora llega por los techos y el pavimento hasta los caños y luego a la quebrada Chilamate.
Desde las montañas de Lomas de Salitral y El Porvenir, el agua corre hasta formar una piscina en Gravilias, porque la quebrada está entubada y no da abasto, lo que provoca que los ductos alrededor del colegio se rebalsen. En 15 minutos, las calles y casas se llenan y tarda una hora en bajar el nivel desde que deja de llover.
Cerdas dice que el año pasado sufrieron 13 inundaciones a lo largo de la estación lluviosa, perdiendo sillones, electrodomésticos y otros bienes. Actualmente, tienen lo mínimo porque no han podido reponerlo.
En la segunda planta de su casa, Cerdas tiene los cuartos donde se refugian ella y su hija, junto con sus mascotas, cada vez que llueve. Han vivido ahí durante 15 años y considera urgente abrir los ductos que pasan debajo de la urbanización y aumentar su capacidad hidráulica. Agregó que dos cajas de colectores instaladas por el municipio no sirvieron, acumulando árboles, ramas, latas y barro.
Insiste en que los “remiendos” de la municipalidad no sirven y que, si tuviera las condiciones económicas, se habría ido hace años. En algunas casas, el agua sube metro y medio, lo que provoca problemas de salud entre los vecinos debido a la humedad. Propone abrir y ampliar el paso de agua desde el gimnasio del colegio hasta un río cercano. Critica que el municipio sigue otorgando permisos de construcción para condominios que talan árboles y tiran basura, sin realizar el arreglo integral que necesitan.
Antes ella trabajaba como orientadora en el Colegio de Gravilias, pero sufrió un derrame y tuvo que dejar esas funciones. Ahora tiene un emprendimiento artesanal, el cual también ha sido afectado por el agua.
Municipio a paso lento
Jéssica Bonilla, coordinadora de Gestión de Riesgo de la Municipalidad de Desamparados, mencionó que en Gravilias deben continuar con intervenciones parciales mientras la CNE saca a licitación un proyecto aprobado a fines del año pasado para hacer un estudio sobre el plan de inversión. Este estudio, que cuesta ₡40 millones, incluirá análisis hidrológicos, topográficos e hidráulicos sobre la cuenca de la quebrada Chilamate, para determinar el tipo de obra definitiva necesaria y su ubicación.
El objetivo es ampliar las tuberías subterráneas y superficiales de 1,5 metros a 2,8 metros de ancho. Para el plan definitivo se requiere un préstamo gestionado por medio del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM) por un monto cercano a los ₡850 millones. Mientras tanto, cuadrillas municipales limpian sedimentos y remueven escombros en las partes abiertas de la quebrada Chilamate y la laguna de la urbanización Marianela, así como en las alcantarillas, como medida paliativa.
En el barrio El Jardín, la solución parece estar más cercana, ya que la CNE aprobó la construcción de un nuevo puente con un presupuesto de ₡120 millones, cuya construcción se espera iniciar a fin de año, durante la estación seca. Mientras tanto, se coordina con la CNE para dragar el río Cucubres en las partes accesibles.
Bonilla lamenta que este es uno de los ríos más contaminados del cantón, donde la gente tira sillones, escombros y basura, alterando el cauce. Las brigadas de emergencias de cada distrito están activas y seguirán así hasta diciembre, realizando campañas para evitar que la gente tire desechos.
En total la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) atendió el martes 179 inundaciones, principalmente en Desamparados y Nicoya, donde caminos, comercios, casas y carreteras fueron afectados. Incluso en Sámara de Nicoya un centro educativo quedó anegado. Este miércoles se registraban a mitad de la tarde 10 incidentes por las lluvias en zonas como Santa Cruz, Carrillo, San Carlos, Alvarado, Oreamuno y Cervantes.
Más precipitaciones
La influencia indirecta del huracán Beryl, al pasar por Jamaica y el noroeste del mar Caribe, reactivará la zona de convergencia intertropical sobre nuestro país, provocando aguaceros en el Pacífico y el Valle Central.
El Instituto Meteorológico Nacional (IMN) prevé montos estimados de 30 a 50 litros por metro cuadrado o milímetros (mm), con máximos de 100 mm cerca de las costas en periodos de 12 horas, es decir, aguaceros entre moderados y fuertes que, al caer sobre suelos muy saturados, desbordarán fácilmente ríos y quebradas.
Las lluvias más significativas se esperan entre el final de la tarde y la noche. En zonas urbanas, las lluvias pueden generar inundaciones repentinas y saturación de alcantarillado, como ocurrió este martes en Desamparados y Aserrí. También se espera la presencia de neblina y bancos de niebla en el Valle Central y sectores montañosos del Pacífico, que prevalecerán hasta la mañana del jueves.
En el Caribe y partes bajas de la zona norte se prevén aguaceros moderados, dispersos y acompañados de tormenta eléctrica en la tarde. Además, lloverá cerca de las costas de Limón durante la noche. El huracán Beryl, a las 10:30 a. m. de este miércoles, se encontraba a unos 1.050 km al noreste de Limón y se desplaza hacia el continente a unos 30 km/h. Se prevé que pase cerca de la costa sur de Jamaica este miércoles.