No podemos asegurar (aún) que Harry Kane volverá irse de vacaciones un verano más con la sala de trofeos de su casa llena de polvo, pero si quiere ganar el primer título de su carrera tendrá que elevar bastante el nivel ante Países Bajos , que en silencio y sin levantar la voz, se mide hoy a Inglaterra en la segunda semifinal de la Eurocopa . Ni siquiera los dos goles que lleva en el torneo, uno ante Dinamarca en la fase de grupos y otro contra Eslovaquia en la prórroga del duelo de octavos, disimulan una actuación con aroma a ocaso. A 18 días de cumplir 31 años, Kane da señales de comenzar una cuesta abajo que, en el caso de los delanteros centros, suelen ser como las caídas en bolsa de un valor chicharro. En un pestañeo, hundido. Para siempre. Tras el pase ante Suiza por penaltis , la crítica inglesa, encabezada por esa legión de exjugadores que colaboran en distintas cadenas de televisión y periódicos, se cebó con él. «Viejo», «acabado», «el Cristiano de Inglaterra», «rémora», «pasado de peso», «medio cojo», «torpe»… La colección de leches que recibió Harry fue inacabable. Kane tuvo que dejar el partido en el descanso de la prórroga por calambres en el gemelo de su pierna izquierda y, luego, en zona mixta, aseguró que su nivel no era lo relevante, sino que Inglaterra estaba en semifinales. Una reflexión del capitán inglés que subió los decibelios de los ataques. Tanto que algunos de sus compañeros y el seleccionador han tenido que salir estos días en su defensa: «Es el mejor rematador con el que he jugado. Siempre tienes que estar en alerta. Cualquier rival, si le preguntas, preferiría que Kane no jugara», dice Alexander-Arnold . «Es un jugador de talla mundial. Cuando está en el campo, todos nos sentimos más optimistas. En cualquier momento puede marcar», asegura Luke Shaw. «Quizá no esté tan fluido a la hora de atacar zonas más profundas, pero está desempeñando un papel inmenso para el grupo», destaca un Southgate que pondera los 62 goles de Kane, el que más en la historia de Inglaterra, por encima de cualquier momento de forma del ariete. A Koeman le sucede igual en Países Bajos. Para Ronald, Gakpo es indiscutible, pero en el caso del neerlandés, los números y el rendimiento sí están de su lado. Eurocopa de flecha hacia arriba del jugador del Liverpool, pichichi con tres goles y un cuarto que, finalmente, le quitó la UEFA para otorgárselo al turco Müldür en propia puerta. Una Eurocopa que nada tiene que ver con su rol en Anfield, donde le ha costado rendir con Klopp, justo lo contrario de Kane, cuyos números individuales han sido brillantes en el Bayern. Así de veleidoso es el fútbol. Gakpo suma 12 goles en 29 partidos con Países Bajos y es, de largo, el mejor 'oranje' del torneo. Hijo de un exfutbolista togolés y una neerlandesa profesional del rugby, creció en la cantera de un PSV que le tuvo que dar un serio tirón de orejas para calmar un carácter volcánico: «Tenía 12 años y en la evaluación final de la temporada estuve a punto de salir del club debido a mi comportamiento fuera del campo. A veces tuve algunos pequeños conflictos y lo pasé mal. Afortunadamente, me dieron la oportunidad de seguir y comencé a cambiar», reveló hace un par de años. Para ello, tuvo a su lado a Van Nistelrooy, su padrino futbolístico. Bajo su manto dulcificó su comportamiento y se centró en el fútbol, donde hubo temporadas en su periodo de formación en las que llegó a meter casi un centenar de goles. Un 'killer' del que ahora se beneficia su selección. «Tras lo que pasó en la primera fase demostramos carácter y el torneo está siendo bueno. Hemos llegado, de momento, a una ronda más alta que en el Mundial , pero el trabajo no ha terminado. Hay que creer que vamos a estar en la final», explica el ariete en la previa de una semifinal que convertirá a Dortmund en una fiesta. Desde el lunes ya se ven camisetas blancas y naranjas por toda la zona centro de la ciudad y se esperan más 20.000 aficionados ingleses y unos 30.000 neerlandeses. Semifinal de trazo grueso en el Signal Iduna Park