Elsztain: "Lo importante no es si va todo perfecto sino a qué velocidad se corrige"
Al frente de IRSA, Eduardo Elsztain confía en el rumbo de la economía y se entusiasma con la desaceleración de la inflación. Avizora más inversiones, incluso internacionales por el interés que el nuevo Gobierno despierta en el mundo. La clave para este número uno de los negocios en la Argentina es que sin excepción, todos los actores económicos se pongan a hacer lo mejor que saben, y todo a menor costo y de forma competitiva.
Cuando Elsztain habla, los inversores escuchan. No solo porque sus palabras proyectan las intenciones que su compañía tiene para hacer negocios en el corto y mediano plazo, sino porque su visión es realmente 360° y no se le escapa ninguna variable para atender. Importa localmente pero también sus contactos en el mundo de los negocios internacionales lo recrean como una suerte de emisario de la realidad argentina, con alto impacto.
Es uno de los grandes dueños de empresas con historia en el país, que con un optimismo que muchas veces sorprende en distintos momentos históricos e incluso con paciencia para proyectos que durante décadas parecían ir perdiéndose, reflota. Su compañía, Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima (IRSA), fue fundada en 1943, y se enorgullece de ser la mayor empresa argentina inversora en bienes raíces y la única empresa inmobiliaria argentina que cotiza sus acciones en Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA) y en la Bolsa de Comercio de Nueva York (NYSE). Dueña de los shoppings más importantes de la Argentina, de mega edificios corporativos y de viviendas, y al frente de Cresud, del Banco Hipotecario y otras firmas fuertes, la compañía apuesta en la "Era Milei" a seguir creciendo.
Elsztain admite que el Presidente "agarró un país en llamas" y evitó "una hiperinflación". Cree que logró que el mundo vuelva a mirar a la Argentina pero que si bien eso es central para que hayan empezado a retornar las inversiones, nada tiene sentido si cada argentino no se esfuerza para "hacer lo mejor que hace y al menor costo".
En persona, el empresario anunció la última inversión que encara IRSA por US$ 120 millones en el nuevo Polo DOT, un conjunto de edificios corporativos y de viviendas junto a uno de sus principales shopping en la zona norte de la Ciudad de Buenos Aires. Y allí, brindó además su diagnóstico de la situación actual y un análisis de lo que prevé sucederá en un camino en el que confía que la economía mejora.
En su último anuncio de resultados, del período de nueve meses del ejercicio 2024, la compañía registró una pérdida de $ 111.728 millones comparado con una ganancia de $123.217 millones que obtuvo en el mismo periodo del año anterior, explicado principalmente por el impacto de la exposición a la inflación en el valor de propiedades de inversión. "Hoy, las ventas son mayores en dólares pero la contabilidad, por ajuste de inflación, da pérdidas", dijo Elsztain aunque simbólicamente advirtió: "Es difícil proyectar los próximos 10 años pero lo que pasó en los últimos 10 meses es muy atractivo".
Entrevista exclusiva a Eduardo Elsztain, presidente de IRSA
-¿El modelo UVA puede consolidarse en un país como la Argentina?
Uno ve el funcionamiento de la Unidad Financiera (UF) en Chile y trata de hacer un paralelo con el Crédito UVA. Estas cosas si se hacen bien, profesionalmente, no se tocan, perduran en el tiempo y pasan a ser inviolables; tienen un valor infinito. La UVA en la Argentina ya tiene mucho valor porque está desde hace tres gobiernos. No es un producto que se inventó en las últimas semanas. Pasó tres presidencias. Si se toma un índice financiero y pasa a ser moneda, como pasó con la UF en Chile, porque las personas dicen que se financian con tantas unidades de UF, es muy poderoso. Claro, si la inflación se pone a 400 por ciento es imposible. A la vez, si el desafío es que la inflación caiga abruptamente y la UVA no es alterada, después falta un condimento que es el más importante, que es político. Es el que define que cuando haya un poco más de inflación no digan "chau la UVA". También es cierto que si hay un sistema donde el argentino ahorra en otro país, la financiación no estará disponible en éste país.
-¿Cómo impacta en los valores inmobiliarios?
En general, el bien inmobiliario va muy de la mano de la inflación, del salario y de los valores de la economía. No se desacoplan. El tema es cuando hacemos cosméticos donde se rompe el crédito. Hoy el crédito no se puede romper porque es cero. No hay un crédito en la ciudadanía. Normalmente, los países están entre 20 y hasta el 50 por ciento del PBI con crédito inmobiliario. Hoy, el crédito inmobiliario en la Argentina es 0,3 por ciento. Está en los niveles mínimo de crédito de la historia. Con lo cual, si se mantiene la unidad y se profundiza, va a ser de mucho el crecimiento.
-¿Las medidas que está tomando este Gobierno van en ese camino?
Yo me sorprendo de muchas cosas positivas. Para mí, la forma en la que está cayendo aceleradamente la inflación es un buen indicador, sobre todo porque creo que con una inflación descontrolada no hay manera de empezar ningún proyecto. No me gusta ser opinólogo. Prefiero estar contando lo que estamos haciendo desde la compañía. Cuando opinamos sobre la macro, si no nos encargamos de lo que tenemos que hacer, no sirve. Para que esta economía funcione, tenemos que dejar de ser todos opinólogos y cada uno tenemos que estar seguros de que lo que estamos haciendo, lo hacemos lo mejor posible, al menor costo posible, lo más competitivo posible, más barato. La economía es la suma de todos, como en un consorcio de un edificio, todos tienen que estar involucrados. El Presidente agarró una situación del país en llamas, porque en ninguna oficina o ministerio había exceso de liquidez. Lo importante en las decisiones de liderazgo es a qué velocidad se corrige no si me va todo perfecto. Para ser los primeros meses, tengo que decir que claramente estamos saliendo de una situación que hubiese sido mucho más compleja si hubiéramos entrado en una hiperinflación.
-¿Aún cuando el consumo se vio muy impactado?
El consumo tuvo la reacción natural y lógica de cualquier ciudadano al que le dicen que estamos recomponiendo todos los precios. Lo primero que hacen las personas es retraer. Segundo, mira dos veces antes de comprar. Tercero, compara precios. Y cuando le dicen que los precios están bajando, espera a comprar bien. Eso es una buena señal. El consumo tuvo tres meses de mucha caída pero es una reacción lógica del consumidor.
-¿Qué proyecta para el segundo semestre?
Depende mucho del estado anímico pero está empezando a mejorar. Hoy las personas tienen mucho más gastos y hasta que no tienen todo contabilizado, el consumo queda ahí. También hay que clarificar una situación. En los shoppings ningún local dejo de abrir la caja ni un solo día. No nos cayeron los visitantes, lo que es un indicador positivo. Hay, sí, más caída vinculada a la elección de una segunda marca, por ejemplo. Pero no son todas situaciones críticas. Creo que va a ser el desarrollo normal y vamos a ir viendo la reacción. Sobre todo, el tiempo va a ir recomponiendo. El primer trimestre fue de mucha caída pero tiene que ver con precios. En indumentaria, por ejemplo, ahora hubo baja de precios o financiaciones sin tasas que es una manera de hacer un descuento.
-¿Se destrabarán inversiones con los nuevos sistemas que se proponen, como el RIGI?
Todo lo que promueve inversiones es bueno en tanto las reglas para todos los que están jugando sean las mismas. Si un país tiene una capacidad de hacer una inversión muy grande, en un sector que no está abierto y se da algo atractivo, es muy valioso. Pero si se le empieza a hacer una promoción distinta al que está en una provincia o en una ciudad, y se empiezan a tener todos sistemas distintos, no es feliz. Ser un lugar creíble en el mundo y que las cosas sobre las que hablamos y que tenemos, las pongamos en movimiento, me parece un paso inteligente. Las cosas sirven en la medida que hay alguien trabajándolas. Decir lo que tenemos solamente no es productivo.
Tampoco es positivo, donde hay sectores en los que hace mucho tiempo que hay gente trabajando, que de repente venga alguien de afuera y se le diga ‘tome, le doy una promoción'. No. Por eso los proyectos que se apoyan tienen que ser de muy gran tamaño y de no competencia con lo que hay acá.
-En su contacto con inversores del exterior, ¿qué visión recibe?
Mi lectura de afuera es muy positiva. Después de lo que hemos vivido en los últimos años, ha sorprendido muy positivamente alguien que le dice al mundo de los negocios que se plantea achicar la presencia del Estado para que los jugadores jueguen. Se presenta un contexto menos opuesto a lo que significa el ánimo de inversión del que hubo. Mi impresión de los últimos meses es que recibo todos los días llamados de un inversor, o de un banco con consultas. Hubo tres bancos internacionales que invitaron a la compañía a ir a presentarse junto a otras por interés en lo que pasa en la Argentina. Hubo muchos años en los que los bancos no llamaban ni para que se les cuente qué se estaba haciendo. Cuando invitan a un almuerzo y quieren que hagas una presentación, al que no va solo IRSA, sino también las compañías petroleras, los bancos; es un día argentino. En la medida que cada compañía accede a mejor capital, tiene más para invertir y todo es mejor. Invertir es crecer.
-¿Todo ese interés se va a materializar?
Las palabras del Presidente en Davos, por ejemplo, fueron de alto impacto. Que un inversor como Stanley Druckenmiller, que era la mano derecha de Soros y un hombre al que no se lo sacaba de Estados Unidos por nada del mundo, diga sobre Argentina ‘yo primero voy y después estudio' es muy positivo. La Argentina tiene algo que es muy atractivo. No se bien qué es, pero después de todo el mal comportamiento que tuvimos durante décadas y varios default, desde el exterior hay mucho interés. Hay que tratar de que no sea momentáneo sino preservado en el tiempo. La confianza se pierde en 30 segundos y tarda años en ganarse. El hecho de que haya viajado lo posiciona en los mercados, y los mercados están viendo a Argentina. Es muy importante. Después de tantos años, tantas cosas que nos tacharon del mercado, muchos de los fondos institucionales que siguen índices; han quedado en posición cero argentina. Entonces, si Argentina ocupa un porcentaje de la economía mundial, estar cero es estar corto. Primero hay como una sorpresa, es un cambio político. Pero después esos fondos son fondos institucionales que son seguidores de índice. Para poder seguir ese índice, estar neutro es tener el porcentaje que Argentina corresponde en ese índice. Después está la inteligencia del país en dónde canalizo esto. Yo creo que las inversiones que sirven son las que generan crecimiento de largo plazo y no las de corto plazo. Pero hay un momento donde, al menos la primera reacción que tuvo el mundo es muy positiva y hay mucho interés.
-¿Es perdurable?
Detrás de todo el traumatismo que vivimos en las últimas décadas, me parece que aprendimos mucho qué no hay que hacer. Cómo va a jugar eso cada agente político, económico y ciudadano, no lo sé. Insisto en que un país es como un consorcio de un edificio. Cuando se reúnen y dicen que hay que hacer las cosas bien y con bajo costo, se necesita que estén comprometidos en todos los pisos para hacerlas y que salgan. No funciona un consorcio donde están el del segundo y quinto piso, pero no los del penthouse y la planta baja.
Hoy estamos en una situación de haber pasado muchos años con mucho traumatismo, y tengo la sensación de que la parte política quiere acompañar. Soy optimista porque creo que hay mucha oportunidad para poder hacer cosas positivas en el país. Ahora, a cuál van a dar prioridad, realmente no lo sé. El tema es en qué dirección estamos yendo y para mí, es más importante lo que hace el ciudadano argentino que lo que hace el extranjero. Si el ciudadano argentino sigue viviendo como extranjero, no va a andar. Pero hay una oportunidad muy fuerte de dar vuelta el discurso. En vez de estar diciendo va a funcionar o no, cada uno tiene que ponerse a hacer lo que puede hacer.
-¿El aumento del costo de construcción está afectando proyectos?
Para mí va a evolucionar con la inflación. Es un componente de mano de obra y de materiales. Para nosotros es un dato importante pero no creo que sea una limitante para los proyectos que estamos llevando. Luego el precio de la propiedad es el valor del costo de hacer el metro cuadrado y el costo de la financiación. Si quiero vender un departamento 100 por ciento cash, es la capacidad de ahorro del comprador. Si doy 10 años de financiación, en el trabajo se contemplan los próximos 10 años. En general, los precios son más firmes en una economía financiada. Hoy todavía estamos en un precio de contado. Pero en general, las personas pagan más si tienen acceso a la financiación.
-¿Proyecta mayor rentabilidad para el sector?
Hoy la parte contable en los proyectos es imposible. Hoy las ventas son mayores en dólares pero la contabilidad, por ajuste de inflación, da pérdidas. Hay una gran ventaja porque la gente piensa en términos dolarizados, pero desde el punto de vista de cómo va a impactar, lo vamos a saber cuando tengamos una inflación normalizada. Hoy, al hacer un negocio y hacerle ajuste de inflación por el contable, hay muchas cosas que se hacen y son valiosas y rentables, pero van a dar negativo. En algunos proyectos que vamos a hacer, vamos a financiar a costo de construcción más el índice. Hoy no sé si es una buena idea vender en dólares y construir con índice. Todo lo que se hace en otra moneda, si te pasas estás haciendo un riesgo.
Entrevista publicada en Revista Apertura N° 366