Lo más político del regreso de la señora Rovira a España fue que tres periodistas de ABC, se acercaron al pueblo de Cantallops para recibirla. Fuimos lo más vanguardista, disruptivo y rompedor, la única expresión no rural del evento. De hecho había tan poco público que casi éramos mayoría. La señora Rovira no regresó a Cataluña : volvió al pueblo y sólo a pasar unos días de vacaciones, porque por lo que sabemos tiene decidido fijar su residencia en Suiza. Y exactamente así fue recibida: en la casi intimidad, en el folklore vecinal, lo mismo que si hubiera regresado un mozo de la mili. Sólo la tramontana pudo animar un tan descafeinado encuentro, sin ninguna tensión política ni interés patriótico...
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