El partido de Santiago Abascal jamás defrauda en su ya patológico afán pueril y egocentrista contra cualquier tipo de aproximación a una estabilidad política que les desnude de argumentos y orille a la margen de la irrelevancia. Esa que empezaban a vaticinar tras un primer año de gobiernos autonómicos sin más grandes logros que algunos exabruptos verduleros o puntuales propósitos de bloqueo institucional con los que han conseguido aparecer en los titulares de esos mismos medios que, fieles a lo más chungo del trumpismo, ultrajan con orgullo. Al contrario de lo que cantó Rocío Jurado, a Vox se le rompió el amor, o los acuerdos, de tan poco usarlos. Su estrategia de torpedear al que debería haber sido su socio... Ver Más